Con la nueva prolongación del estado de alarma propuesta por el Gobierno hasta el 26 de abril, sumaremos ya 45 días de confinamiento. Unos días donde se ha paralizado por completo nuestra vida diaria a la que nos costará volver a la normalidad: «Tenemos que pensar en cómo vamos a reconectar nuestra sociedad, cómo vamos a volver a la calle» opina el científico Esteban Moro.
Junto a él otros científicos se han puesto manos a la obra para hacer un estudio con el que averiguar el impacto que tendrá el fin del confinamiento en la propagación de virus en lo que califican como «la segunda oleada».
Varias son las opciones que se comienzan a barajar respecto a cómo poder controlar a la población para lograr aislar a aquellas que presenten síntomas así como controlar el movimiento de las personas. El rastreo de los móviles se sitúa como una de las opciones más plausibles al poder dotar de dos tipos de información por un lado si se cumplen las normas de confinamiento y por otro entender cómo se puede propagar la epidemia teniendo en cuenta el movimiento de la población.
«Si no tenemos datos, lo que vamos a hacer es seguir a la epidemia. Necesitamos datos para estar por delante de la epidemia. Los flujos de gente transmiten la epidemia. Por eso es importante saber desde dónde y hacia dónde se mueve la gente» opina Esteban Moro.
Moro considera que el confinamiento sí reduce la evolución del contagio pero opina que «siempre habrá una propagación residual» que provocará una segunda oleada de contagios en cuanto «volvamos a conectar trabajo, escuelas y lugares de ocio».
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