Cuando Frankielen da Silva Zampoli Padilha tenía solo nueve semanas de embarazo en el 2017, su familia no sabía si ella saldría adelante. Aunque su resultado no era lo que esperaban, su familia sigue celebrando.
De acuerdo con el Daily Mail, los doctores vieron que los corazones de los bebés de Frankielen seguían latiendo incluso después de que ella había muerto. Pudieron mantenerla viva para que su cuerpo pudiera brindar los nutrientes para los gemelos, pero no había oportunidad de que Frankielen sobreviviera debido a que tuvo una muerte cerebral.
Mientras la madre estaba en el hospital, sus enfermeras se aseguraron de que su habitación estuviera decorada para que fuera cómoda. También trataron a la familia de manera especial. Cuando se hizo un ultrasonido, los doctores no creyeron que verían algo. Lo que vieron fue un milagro. Ambos bebés estaban creciendo y prosperando. Cada día que pasaba indicaba que los pequeños podrían llegar al mundo como bebés saludables.
Afortunadamente, los órganos de Frankielen no habían sufrido ningún daño por la muerte cerebral, lo cual era la razón por la que los bebés estaban creciendo. La madre pasó 123 días en el hospital. Sacaron a sus bebés por medio de cesárea. El niño y la niña se mantuvieron en una incubadora y fueron atendidos por las enfermeras y por su padre durante unos tres meses.
La madre de Frankielen está triste por la pérdida de su hija, pero está feliz de que hay una parte de ella que queda atrás para que la familia la ame. Justo después de que sus bebés nacieron, el soporte vital de Frankielen fue suspendido para que su familia pudiera tener el duelo de su muerte mientras disfrutaba de sus bebés.
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