En los momentos cuando nada pueda darnos paz, aunque nos esforcemos por alcanzar la sencillez y nos desprendamos de todo lo que nos causa intranquilidad, fuera o dentro de nosotros y nos quedemos con un vacío por dentro; es llegada la hora que acudamos a Dios a través de la oración. Esta es la manera de comunicarnos con él, ya que el no pasa a nuestros corazones si no lo invitamos, tenemos que pedirle que entre.
Lo primero en la oración es pedirle a Dios solamente deseos legítimos según nuestras necesidades. Luego, orar por el cumplimiento de dichos deseos con la actitud de un hijo y no de un mendigo: «Yo soy tu hijo; Tú eres mi Padre. Tú y yo somos Uno». Si oras de esta manera, con profundidad y persistencia, tu corazón se llenará de gozo. No te des por satisfecho hasta que experimentes dicho gozo, ya que, cuando éste inunde tu corazón, sabrás que Dios ha escuchado el mensaje de tu oración. En esta oportunidad, queremos en particular compartir esta oración contigo; para que ores al señor en momentos de enfermedad nuestra o de nuestros allegados. ¿Quieres Saber Más? Sigue Leyendo… Recuerda Compartir Esto Con Tus Amigos.
Mi buen Jesús, te alabo y adoro, te amo con todo mi corazón y agradezco tu entrega por nosotros en la Cruz, acudo ante Ti sabiendo que estás siempre a nuestro lado que todo lo ves, todo lo sabes y nunca abandonas. Tú que concedes vida en abundancia y eres medico verdadero y dador de salud, Tú que eres el Buen Pastor y cuidas de tu rebaño te ruego que desciendas y concedas tu protección y amparo a este ser querido que tanto padece por su enfermedad, apelo a tu infinito Amor, a tu bondad y clemencia, y solicito la gracia de la salud para ……. (nombre del enfermo). Tu que dijisteis:
“Yo soy la Resurrección y la Vida”, que recibiendo y llevando en Ti mismo nuestras enfermedades, curabas las dolencias y males de cuantos se te acercaban; a Ti acudo lleno de esperanza, lleno de seguridad, para implorar de tu Sagrado y Divino Corazón. Señor Jesús compasivo, que al ciego de Jericó, que sentado junto al camino te decía en alta voz: “Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí”, le respondiste: “Recupera tu vista, tu fe te ha salvado”, y al momento pudo ver, te pido con toda mi fe: Señor, devuelve la salud a (Nombre del Enfermo).
Omnipotente y sempiterno Dios, eterna salud de los que creen, escúchanos en bien de tus siervos enfermos, por quienes imploramos el auxilio de tu Misericordia; a fin de que recobrada la salud, te den en tu Iglesia ferviente acción de gracias. Por Cristo Nuestro Señor. Así sea, AMÉN.
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