Cada día se abandonan cientos de animales y pasan a vivir en la calle. La vida como perro callejero es peligrosa e imhumana. Los echan de todas partes, los golpean y los utilizan para peleas ilegales. Esta protectora de animales se enteró de que un perro vivía en este sótano pero no estaban preparados para lo que encontraron.
El perro es la viva imagen de la tristeza: está casi muerto y tiene el cuerpo cubierto de heridas.
Tiene costras e innumerables terribles heridas inflamadas, y se ve que está muy dolorido.
En sus ojos se ve que está preparado para morir. Demasiado débil para levantarse, no solo él se ha rendido sino también su dueño. Es uno de los miles de perros callejeros que están solos. Si se enferman, nadie les presta atención y no reciben tratamiento médico.
Pero muy poco a poco logran darle comida. Lo llaman Perry, y lo cuidan con amor. Ya vuelve a confiar en las personas y se está acostumbrando de nuevo a estar cerca de ellas.
Sus heridas se están curando y en sus ojos vuelve a brillar esa chispa de vida. Está enormemente agradecido a sus salvadores.
Ahora es una auténtica chispilla de energía. ¡Finalmente tiene un hogar!
Si esta historia te ha parecido conmovedora y estás feliz de que a Perry se le diera otra oportunidad de vivir, comparte este artículo con todos tus amigos.
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