Lo primero: ¿es posible que la flor de Pascua dure más allá de la Navidad? Pues sí. Sólo necesita que le eches una mano con cuidados apropiados. Porque además de bonita y vistosa, es una planta muy delicada.
Primera advertencia: si tienes perro o gato, no tengas nunca una flor de Pascua (al menos, accesible para ellos). La savia de la 'Euphorbia pulcherrima', con la que tanto nos gusta decorar nuestras casas por Navidad es tóxica para los animales.
Y ahora sí: es posible conservar la planta de la Navidad por antonomasia (con permiso del acebo) durante todo el año. Eso sí, cuidado con lo que deseas... Porque estamos ante un arbusto de hoja perenne que, convenientemente cuidado y con la tierra y condiciones correctas, puede llegar a medir dos metros de altura. Tampoco es completamente exacto que se trate de una planta de interior (bueno, estrictu sensu ninguna lo es). Eso sí: le gusta el calorcito. Si vives en el Sur, habrás visto que, de hecho, prosperan estupendamente en jardines.
El problema que tienen muchas flores de Pascua y que es la razón por la que la mayoría dura tan poco es que no las mantenemos en las condiciones idóneas cuando las usamos para decorar. Para empezar, la flor de Pascua necesita buena luz, pero no tolera la directa del sol. Si la pones en un rincón oscuro, por muy mona que quede, al cabo de unos días empezará a estropearse. Tampoco hay que regarla mucho, porque se ahoga fácilmente. Y, como hemos dicho previamente, le gusta el calor, pero sin pasarse (ojo con las calefacciones fuertes, también son una amenaza para ellas). De hecho, si ella pudiera elegir, optaría por vivir permanentemente a una temperatura de 22 grados, aunque de noche soporta contenta y feliz hasta los 16 grados. Menos de eso, empieza a quejarse.
La flor de Pascua también detesta las corrientes de aire (como muchas otras plantas, todo hay que decirlo), los cambios bruscos de temperatura y el agua sobre las brácteas. Por eso lo más recomendable es regarla igual que hacemos con las orquídeas, sumergiendo la maceta en un cubo con algo de agua durante unos 15 minutos. Después hay que escurrir bien.
Por último, también pueden afectarle plagas como el pulgón o infecciones causadas por virus fitopatógenos. Aunque éstas no son por regla general las causas de su decadencia. La flor de Pascua muere, casi siempre, por tu culpa.
También hay que tener en cuenta que lo que más nos llama la atención de la flor de Pascua son las brácteas, hojas modificadas que normalmente son rojas pero también pueden serlo blancas, anaranjadas o de color rosa, y éstas, junto con las pequeñas flores que alberga, sólo prosperan entre noviembre y febrero. Es decir, que por mucho que cuidemos la planta, su destino natural es perder las flores y conservar únicamente sus hojas ovaladas y de color verde oscuro. Es cierto que entonces la planta pierde en gran medida su 'gracia', pero muerta no está. Si la cuidamos, el siguiente mes de noviembre volverá a florecer.
Eso sí, resulta indispensable para ello abonar (preferentemente con un fertilizante líquido disuelto en el agua del riego, generalmente cada dos semanas. También existen en el mercado productos que sirven específicamente para esta planta, como el abono en clavos para Poinsettias de la marca Flower, que promete potenciar la coloración de la planta (contiene hierro).
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