El amor de hermanos es lo único que nos acompaña después de nuestros padres
Si convertirse en madre es una tarea difícil, ahora imagínalo hacerlo a los 45 años y teniendo 3 hijos ya mayores. Lo que para unos puede significar un suplicio, para la familia Schmidt se convirtió en un hermoso regalo. La pequeña Avery llegó a un hogar que, no está cerca de ser perfecto, llegó a ser lo mejor que le pudo pasar, al menos hasta ahora. Su llegada, lejos de separar la relación familia, logró unirla de una manera única con una divertida tradición que pocos esperaban.
La madre, Patty, y su marido, Larry, se convirtieron en esposos a una edad muy joven, cerca de sus 20. El reciente matrimonio fue bendecido con 3 hijos casi de manera consecutiva. Tras la llegada del último, la familia sufrió varias pérdidas y la esperanza de que llegara un nuevo hermano se fue desvaneciendo con el tiempo, nadie los había preparado para lo que venía. Sin embargo, el anhelo de una pequeña jamás dejó la mente de Patty.
Pasaron muchos años para que a la madre se le pasara, por una última vez, la idea de intentarlo de nuevo. Las sorpresas llegan a quien menos lo esperan y, a sus 44 años, Patty resultó embarazada de nuevo, las esperanzas regresaron a tope y toda la familia estuvo con la incertidumbre ¿La historia se repetiría?
Los hermanos Larry, Patrick y Gavin de 22, 20 y 16 temieron en un principio, sin embargo, tras el pasar del tiempo y cultivar la fe y la paciencia, lo que en un inicio se trato de un gran «¿Qué sucederá?» se transformó en una luz que iluminó a, la ahora, familia de 6 miembros completos. Casi 17 años de diferencia separan al menor de los hermanos, Gavin, de Avery la ahora más pequeña de la familia Schmidt. Inmediatamente un vínculo, casi inquebrantable, se formó y los tres se convirtieron en protectores, pasando el mayor tiempo posible con la pequeña.
Le enseñaron a tocar la guitarra, surfear y a disfrutar de cada momento que pasaban juntos. Una de las actividades que la bebé Avery disfrutaba muchísimo, era ser lanzada por el aire, actividad que la familia transformó en una serie de fotografías donde comenzó, casi de manera invisible, una hermosa tradición que, al día de hoy, sigue ablandando el corazón del más duro.
Lo que empezó con el hashtag #averyintheair se convirtió en el pretexto perfecto para unir a la familia. El Halloween no tiene ningún significado exterior que le atribuya a la familia nada, salvo la oportunidad de convertirse en tiempo para la creatividad fluya y cada uno proponga cómo será el siguiente año y qué disfraces utilizarán para sorprender a la más pequeña de los Schmidt.
¿Tú tienes alguna tradición así? ¡Déjanoslo saber en los comentarios! Comparte el amor que tienen estos hermanos por su pequeña hermana y que enternezca a más personas.
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