Para un bebé que acaba de llegar al mundo, todo parece desconcertante y difícil de superar si no fuera por los cuidados de su madre. Es por eso que cuando estas indefensas criaturas, de la especie que fueran, se quedan huerfanitas, a la deriva, se nos arruga el corazón.
Un pobre zorrito bebé, de apenas unos días de nacido, vagaba triste y desesperadopor un terreno desolado, con muy pocas oportunidades de sobrevivir. Mientras buscaba algo qué comer entre la hojarasca, como si de un milagro se tratara, pudo ver a una pareja.
El zorrito entendió de inmediato que sería su única oportunidad para ser salvado, y sin dudarlo dos veces, comenzó a perseguirlos, suplicando ayuda.
La pareja no pudo dejar de conmoverse, dejarlo ahí solito, desnutrido, sin la posibilidad de alimentarse, no era una opción.
Tiritaba de frío y sus ojos llorosos mostraban su desesperación
Inmediatamente, lo tomaron en sus brazos delicadamente para que no se asustara, y lo cubrieron con su abrigo. Algo que el pequeño bebé agradeció.
Cuando llegaron a su hogar, lo alimentaron, pero apenas podía mantenerse en pie. Después de recibir los primeros cuidados básicos: un buen baño, una cama caliente y mucho amor, la visita al veterinario era urgente. Allí, descubrieron que la cabeza del peludito estaba llena de pulgas que lo estaban enloqueciendo.
Pesaba menos de medio kilo
El veterinario les dijo que tendría un largo camino por recorrer, y que necesitaba de muchos cuidados, los que le habría dado su madre. Así que la pareja no dudó en llevárselo a casa para convertirlo en el mimado del hogar junto a un perrito y un gatito, que lo adoptaron como propio.
Así empezó un emocionante pero lento camino de recuperación. Empezó a tener todas las comodidades, como una camita y un espacio sólo para él, para que pudiera comer y descansar. Además, contaba con un jardín muy grande en su casa, donde comenzó a desarrollar una maravillosa amistad con las otras mascotas.
En cuestión de un mes, el pequeñito ganó peso, recuperó el brillo de su mirada y su pelaje. Nunca más se lo volvió a ver con los ojos llorosos, y quedó atrás el animalito tímido y vulnerable, que luchaba por su vida en un bosque.
Incluso cambió su color, y se transformó en un ágil y joven zorro de un característico color naranja, con el espíritu fuerte y aventurero, propio de cualquier ejemplar de su especie.
Mira en el siguiente video lo que la admirable pareja hizo en 30 días para transformar la vida de este pequeño:
Aunque la historia no concluye todavía en su liberación a su hábitat natural, probablemente ese sea el paso siguiente después de estar seguros que no corra ningún peligro.
Es impresionante cómo el destino se encarga de colocar a ángeles en el momento correcto y en el sitio indicado para salvar a las criaturas que más lo necesitan. Ojalá que todos actuaran como esta pareja.
No te vayas sin compartir esta maravillosa historia para inspirar a otros. El Cielo estará lleno de estas almas que pensaron primero en los animales.
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