La situación para muchos animales del mundo es realmente crítica. Abandonados, maltratados o solos, perros y gatos inundan las calles de muchos países. Solo en Filipinas, donde vive Ken, un millar de mascotas recorren la ciudad abandonados a su suerte.

Ken, este niño filipino, solo tiene 9 años pero le da mil vueltas a cualquiera de los adultos que hacen que muchos animales estén desamparados.

Este pequeño hace justo lo contrario.

Ken no pudo quedarse de brazos cruzados y empezó a ayudar como pudo. Inició su aventura con muy poco. Alimentando a unos cuantos animales callejeros que normalmente rondaban cerca de su casa.

No solo les daba comida, sino que les mostraba su afecto también. Unas muestras de cariño o incluso unas bonitas palabras significan mucho, pueden cambiar la vida de otro ser vivo.

Los valores de este niño son más que un ejemplo, es admirable. Después de que algunas personas vieran a Ken ayudando a los animales en plena calle, empezaron a llegar donaciones. Mucha gente quiso aportar su granito de arena a la idea.

Fue así como su centro de cuidados para animales callejeros empezó a crecer y se convirtió en el Happy Animals Club (Club de Animales Felices). “Con las donaciones tenía suficiente para alimentos y para ir al veterinario”, cuenta el pequeño amante de los animales.

La mayoría de los perros que llegan a Happy Animals Club están demacrados, muertos de hambre, llenos de terror y sufriendo de sarna. Pero con la labor de este pequeño héroe sus heridas se curan, les crece la piel y aprenden a no tener miedo del ser humano.

Ken no solo rescata perros, sino también a los gatos como este, un gato salvaje que estaba atrapado en el techo de una clínica veterinaria local.

Una de las transformaciones más impresionantes ha sido la de estos seis cachorros que rescató en diciembre de 2014.

Su salud era tan mala que Ken no esperaba que pudieran sobrevivir. Sin embargo, gracias a las comidas regulares y el veterinario, los cachorros se salvaron y crecieron sanos y bonitos.

Cada uno lleva el nombre de un distinguido científico. Es increíble ver cómo cambian los animales, la transformación de cómo llegan a cómo salen es enorme. Y todo gracias a  Ken.

Gracias a cómo ha reaccionado la gente, el proyecto de este niño ha crecido tanto que ha construido un verdadero centro.

Madera, cables eléctricos, techos de estaño, cemento, y muchas otras cosas que han ido haciendo. Ahora el Happy Animals Club tiene dos grandes plantas, otros dos departamentos y un edificio anexo.

Los perros no se mantienen en jaulas, al menos que estén enfermos o haya alguna otra razón. Y, por supuesto, los gatos tienen una sala únicamente para ellos. Todos, perros y gatos, son muy felices en Happy Animals Club que por algo se llama Club de Animales Felices.

Si te gusta el trabajo y la dedicación de Ken y su equipo, puedes ayudarles haciendo una donación a través de este enlace o simplemente difundiendo la noticia para que muchos más conozcan su historia.