John Quincy Adams dijo una vez que "la paciencia y la perseverancia tienen un efecto mágico, ante el cual las dificultades desaparecen y los obstáculos se desvanecen". En la India había una pequeña colina que le bloqueaba el camino a un hombre, pero gracias a su perseverancia, el obstáculo terminó desapareciendo. Es un ejemplo fiel de que la mente domina sobre la materia.
Te presentamos a Sasi Gangadharan
Desde que tenía 15 años, Sasi mantuvo a su familia trabajando como un humilde trepador de cocoteros. Pero cuando tenía 45 años, una de sus escaladas salió terriblemente mal. Sasi cayó desde una gran altura, y las heridas le causaron parálisis en todo el lado derecho de su cuerpo.
Después del lamentable accidente, sus hijos tuvieron que dejar de estudiar para poder ayudarlo a mantener a la familia. Pasarían meses antes de que Sasi pudiera mover alguna de sus extremidades. Finalmente pudo volver a caminar, y recuperó parcialmente el uso de su mano derecha tras recibir intensas sesiones de fisioterapia. Aun así, nunca iba a poder volver a escalar cocoteros. Sasi quería encontrar alguna forma de ayudar a su familia, y se le ocurrió la idea de vender billetes de lotería en la zona de Vilappilsala, en el distrito Thiruvananthapuram de Kerala, India.
El único problema era que necesitaba una motocicleta de tres ruedas para poder ir al trabajo. Se dirigió a las autoridades locales en busca de ayuda, y completó una petición oficial de apoyo financiero para la compra de la scooter. Sin embargo, las autoridades se lo negaron. De hecho, se rieron de él y le preguntaron si pensaba pasar con la motocicleta sobre la montaña que bloqueaba el acceso a su casa. En vez de darle la ayuda, le dieron una burla.
Sasi ni siquiera contaba con un camino que le permitiera ir a su casa y volver. Así que pasó los siguientes diez años tocando infinidad de puertas, para que alguien construyera un camino hasta su casa. Su vivienda solo era accesible a través de un pequeño sendero que rodeaba una colina, y ese camino no era adecuado para una scooter. Sasi le entregó innumerables peticiones a las autoridades de Panchayat para que le construyeran una vía. Pero todas sus solicitudes fueron negadas, o simplemente no le daban respuesta.
A los sesenta años, Sasi decidió tomar el toro por los cuernos y se dispuso a hacer el camino con sus propias manos, literalmente. Estaba decidido a tener un camino hasta su casa para poder acceder a una scooter, aunque tuviera que hacerlo él mismo, estando semiparalítico y con las herramientas más primitivas.
Usando solo un pico y una pala, empezó a trabajar en su camino. Trabajaba todos los días de 5:00 a 8:30 de la mañana, descansaba durante la parte más calurosa del día, y luego reanudaba su trabajo desde las 3:30 de la tarde hasta el anochecer.
Sasi soportó mucho dolor físico. Al balancear el pico, su cuerpo no era capaz de mantenerse en equilibrio. Sufrió muchas caídas y lesiones, pero su cuerpo finalmente se adaptó al trabajo. Se las arregló para "dominar" a su cuerpo, y terminó acostumbrándose al trabajo.
No le importaba que sus compañeros se burlaran de él, ni que lo llamaran loco. Pero Sasi no tenía idea de que no estaba solo en su determinación. Durante 20 años, Dashrath Manjhi, un hombre que vivía en la montaña de Bihar, había estado usando cinceles y martillos para labrar lentamente un camino en su propia aldea.
Pasaron tres años largos y duros, pero Sasi finalmente construyó su propio camino. Ahora no se ríen de él, pero todavía no ha recibido ninguna ayuda de las autoridades locales.
Sin embargo, cuando su historia se hizo viral, mucha gente común y corriente intervino para asegurarse de que Sasi obtuviera su scooter.
Historias de perseverancia y paciencia como esta nos inspiran a todos a ser valientes ante las adversidades. ¿Qué te parece? ¿Tienes una historia similar que quieras compartir? No te olvides de contarles a todos tus amigos la historia de Sasi, porque nunca se sabe lo que puede provocar en la vida de otra persona.
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