La pérdida de un ser querido siempre es dura, sobre todo cuando se trata de la madre, ya que ella representa nuestro primer amor. Este se trata de un tipo de dolor para el que nunca estaremos preparados, ya que cuando tienes una conexión tan fuerte con alguien no existe una fórmula mágica que pueda mejorar lo que sientes.
Una investigación realizada por The Royal College of Psychiatrists en reino Unido, estableció que la primera sensación que siente una persona luego de una pérdida es de aturdimiento, ya que sencillamente no puede creer por lo que está pasando. Las personas necesitan ver el cuerpo, abrazarlo y besarlo por ultimas vez, solo al sentir le piel helada es más fácil aceptar que se ha marchado.
Perder una madre te hace entrar en un estado de entumecimiento, el cual puede ayudar a pasar por todos los trámites que acompañan la muerte, como contactar a otros familiares, organizar el funeral, etc. Aunque resulta devastador lo mejor es estar presente o con el tiempo ese hijo podría arrepentirse.
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Luego viene una profunda tristeza, acompañada de anhelo, desesperación y soledad, una persona que pierde a su madre no puede entender como ese ser que estuvo a su lado por tanto tiempo, cuidándolo, alimentándolo y ayudándolo a crecer ahora simplemente no este.
“Nuestros padres son nuestra primera relación… Entonces, cuando uno de ellos muere, es como si nos quitaran un ancla”, comentó David Kessler, fundador de grief.com.
Sin embargo una conexión entre madre e hijo nunca se pierde, es un vínculo que se ha creado desde el momento en que su madre lo llevó en su vientre y que traspasa todas las barreras. No importa cuánto tiempo pase solo una persona que perdió a su madre sabe lo difícil que resulta cuando se despide al amor verdadero.
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