Los perros cantores son una variedad de perro muy llamativa que se creía extinta en estado salvaje, conservando apenas unos cientos de ejemplares en cuarentena. Sin embargo, recientes investigaciones han podido demostrar que, finalmente, este animal sigue estando entre nosotros, por lo que es posible recuperar una de las razas más curiosas e interesantes a la que vamos a conocer.
Los perros cantores, una especie que se creía extinta en estado salvaje
Los perros cantores son una raza canina de una especie poco conocida que es originaria de Nueva Guinea, y se caracteriza por tener una capacidad de vocalización poco habitual, creando una mezcla de aullido y canto de ballena.
Hasta hace poco, se consideraba que esta raza se había extinguido por completo en estado salvaje, y que tan sólo quedaban un par de cientos de ejemplares en todo el mundo, los cuales proceden de perros cantores salvajes que fueron capturados durante los años 70 y distribuidos por diferentes centros especializados y zoológicos.
El inconveniente es que estos descendientes provienen de tan sólo ocho perros cantores originales, lo que significa que dentro de algunas generaciones, se irá perdiendo la diversidad de genes y existe un elevado riesgo de que sean infértiles, con lo que, aunque se mantengan en cautividad, sería imposible seguir reproduciéndolos.
El caso es que se pensaba que estos ejemplares capturados eran los últimos que quedaban en libertad, y de hecho, en los últimos 50 años no se había conseguido ver a ninguno de estos animales en libertad, hasta que se decidió abrir una nueva investigación cuyos resultados han sido publicados en el mes de septiembre de 2020, a través de la cual se ha conseguido observar que, efectivamente, siguen existiendo en el medio natural.
Abren una investigación y descubren que todavía quedan ejemplares
Esta investigación estuvo motivada debido a que un guía se encontraba en el año 2012 trabajando en una zona montañosa y apartada de Nueva Guinea cuando, de repente, se encontró con uno de estos ejemplares.
En un primer momento no tenía claro que se tratase de un perro cantor, sobre todo teniendo en cuenta que se consideraba extinto desde hacía ya más de 40 años.
Sin embargo, los rasgos parecían bastante característicos, de manera que decidió fotografiarlo para investigar acerca de este animal, lo que hizo que las fotos llegasen al director de una fundación que se fundó en el año 1996 y tenía como objetivo encontrar algún ejemplar en estado salvaje.
Fue en el año 2016 cuando McIntyre decidió trasladarse hasta la mina High Grasberg, la cual se encuentra cerca del lugar en el que se realizó la fotografía, y decidió colocar varias cámaras con el objetivo de detectar la presencia de estos animales.
La investigación en un primer momento no tuvo ningún éxito, pero fue en el último día antes de cancelarla que consiguieron grabar la presencia de varios ejemplares que tenían un importante parecido físico con los perros cantores.
Esto simplemente significaba que había más posibilidades de que, efectivamente, hubiese ejemplares en libertad, pero sin las pruebas de ADN, era evidente que no se podía certificar su pertenencia a esta raza concreta.
En el año 2018 volvió de nuevo a la zona, pero en esta ocasión instalando trampas para poder capturar algún ejemplar y tomarle muestras de sangre.
Aprovecharon también para colocarles collares con sistemas GPS con el objetivo de poder localizarlos más adelante.
Después de esto, viajó hasta Estados Unidos para entregar las muestras de sangre al genetista Elaine Ostrander, del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, quien comparó el ADN con diferentes grupos caninos de distintas razas incluyendo ejemplares de perros cantores cautivos.
Esto permitió comprobar que, aunque el ADN no era exactamente igual, tenía grandes similitudes con los perros cantores de Nueva Guinea, lo que demostraba que estos animales descendían de la raza original, siendo considerados de esta forma como una evolución de los perros cantores, lo que permite tener de nuevo esperanzas de recuperar la raza.
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