Una pequeña paseaba a su pitbull, quien la salvó de ser violentada por un hombre que la trató de llevar al bosque.
Desde hace miles de años, los perros y los seres humanos hemos evolucionado a la par. Desde que se domesticaron los lobos, los caninos se han encargado de ayudarnos a cambio de comida, refugio y, hasta historia reciente, cariño.
Además de ser amigos del hombre, se han adaptado al entorno fabricado por nosotros. Demuestran inteligencia y sensibilidad, expresan su alegría o tristeza y muchísimas emociones más. Parte de estas emociones son los deseos de proteger a sus dueños, a quienes consideran sus amigos y aman. Sin embargo, hay razas «satanizadas» por la misma humanidad y a quienes tachamos de peligrosas para la convivencia con otras personas.
Este fue el caso de una pequeña de 11 años de la localidad de Siastrói, cerca de San Petersburgo en Rusia. Ella paseaba a su mascota, un perro pitbull, raza considerada como peligrosa, por lo cual llevaba un bozal para «proteger» a los demás de esta «amenaza» canina. Momentos más tarde, un hombre se acercó a ella a intentar abusar de ella a lo que el pitbull salió en su defensa.
En medio de los gritos de la pequeña, el perro se liberó del bozal y corrió para defenderla. Lanzó mordiscos al hombre, quien intentaba arrastrar con golpes a la niña hacia el bosque. La historia fue contada por la madre de la pequeña, quien declaró esto al ser cuestionada por las autoridades cuando la llevó al hospital y hacer la denuncia correspondiente.
El agresor huyó del lugar al ser atacado por el perro. Se reportó que las autoridades rusas continúan en la búsqueda del sujeto responsable. La niña solo resultó con leves heridas y raspones y describió que el hombre era una persona delgada y con una gran barba que ocultaba un tatuaje en su mejilla. Estas son las únicas pistas que se tiene del hombre. Por el momento, la niña esta en su casa en recuperación del trauma que le ocasionó dichos suceso.
Comparte esta increíble historia de una raza incomprendida y su increíble gesto de amor.
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