La tenista resiste más de tres horas en una final de infarto y se impone a Azarenka en el tie-break del tercer set (7-6, 2-6, 7-6)
Paula Badosa completó la gesta más importante de su carrera en Indian Wells, la misma con la que no había podido ninguna tenista española hasta ahora. Conchita Martínez estuvo cerca en dos ocasiones -la última en 1996- pero no fue posible. Badosa, que el año pasado era la 90 del mundo, logró anotarse el WTA 1000 californiano en una batalla épica de tres horas frente a una de las grandes raquetas del circuito, Victoria Azarenka. El hito ya está en los libros de historia del tenis español.
La española de 23 años fue valiente en los momentos decisivos y mejor que su rival en la recta final. Badosa salvó un puñado de bolas determinantes y no se dejó amedrentar por la determinación de la bielorrusa ni por la grandeza del momento. Ni siquiera cuando parecía fuera del partido, ni en el tiebreak del set definitivo (7-2), tres horas después de comenzar a soltar raquetazos. "Esto es un sueño hecho realidad", dijo la campeona tras levantar el trofeo, tildando a su rival de inspiración y de ejemplo. "No estaría aquí sin mujeres como tú".
Azarenka, ganadora de este torneo en 2012 y 2016, salió decidida a imponer sus galones desde el principio, aprovechando los nervios de la española en su primera final de un WTA 1.000. Forzó los primeros puntos de ruptura sobre el primer juego al servicio de Badosa, que resistió como pudo los ataques de la veterana de 32 años. Hasta 16 veces tuvo que sacar para apuntarse el juego.
Badosa no esperó a devolver el golpe, confiada en sus opciones. Ocho minutos duró el siguiente juego con Azarenka al saque. Fue un duelo de mucha intensidad desde el principio, un combate de músculo y potencia desde el fondo de la pista. Cada juego fue un pequeño drama bajo un sol de justicia en el desierto californiano.
UNA FINAL A BASE DE RAQUETAZOS
Aún así la española nunca dejó de creer en el sueño. Subió un peldaño su tenis y a base de derechazos y la contundencia de su revés fue dando con la fórmula. Rompió en el séptimo juego (4-3) y de nuevo en el undécimo (6-5), apretando los dientes para ponerse en situación de llevarse medio partido. Lo tuvo en su mano pero dudó con un punto en la red que ya era suyo con 30 iguales, un momento de debilidad que la ganadora de tres Grand Slams aprovechó para alargar el drama hasta la muerte súbita.
El desenlace estuvo a la altura. Fue una montaña rusa. Badosa dejó escapar un 4-0 y dar alas al espíritu guerrero de Azarenka, que con 5-5 creyó en la remontada. Pero de nuevo tiró de fortaleza mental y encontró el premio en su primera pelota de set.
El esfuerzo le pasó factura al arrancar la segunda manga. La bielorrusa salió enrabietada y le endosó un 3-0 a su rival en menos de diez minutos. Había partido. La neoyorquina de padres catalanes alcanzó a devolverle un break pero fue un espejismo. El segundo set fue tan efímero como previsible casi desde el principio, 32 minutos frente a los 78 del primero.
Badosa alcanzó a recomponerse y meterse de nuevo en el partido. El break en el segundo juego parecía decisivo antes de que Azarenka decidiera anunciar que aún le quedaba energía en el tanque, suficiente para convertir la manga decisiva en otro culebrón épico. La española dudó y parecía derrotada con 5-4, pero alcanzó a salir del agujero, romper una vez más, alcanzar el tiebreak y tocar el cielo del desierto californiano.
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