La pérdida de un hijo es difícil para toda una comunidad, pero es especialmente difícil para los mejores amigos del niño que muere. Kaleb Klakulak, de 12 años, conoce muy bien ese sentimiento. Él había perdido a su amigo Kenneth "KJ" Gross. El niño había librado una dura batalla contra la leucemia durante el verano. Cuando Kaleb se enteró de que la familia de KJ no contaba con los recursos para pagar una lápida, él mismo recaudó el dinero para comprársela.
Aunque KJ había luchado contra la leucemia durante toda su vida, sometiéndose a quimioterapia y otros tratamientos, Kaleb y él nunca dejaron que la enfermedad afectara su amistad. Según el Canal 7 de Detroit News, los dos niños eran inseparables, porque compartían los mismos intereses. Kaleb iba al hospital para poder estar con su gran amigo. En el hospital, los dos niños pintaban y jugaban juegos de mesa.
Cuando KJ falleció, su madre se sintió agobiada, no solo por la muerte de su pequeño hijo, sino también por los gastos del funeral. Se había visto obligada a dejar su trabajo para poder cuidar a su hijo, y también tenía otros hijos que cuidar, según informa el canal 7 de Detroit News.
KJ fue enterrado en una parcela familiar que ya había sido pagada, pero no había dinero para ponerle una lápida. Los costos simplemente eran demasiado altos para que la madre los pudiera cubrir.
Pero fue entonces cuando Kaleb dio un paso al frente, decidido a defender la memoria de su gran amigo. Cuando se enteró de que la lápida costaba 2.500 dólares, Kaleb empezó a trabajar para ahorrar el dinero. Aceptó todo tipo de trabajos, desde la devolución de botellas de refrescos en un depósito hasta diversas tareas domésticas. Aunque la meta se veía muy lejana, Kaleb nunca se rindió.
Además de su trabajo, Kaleb creó una página de recaudación de fondos y compartió su objetivo con el resto del mundo. Cuando la gente se dio cuenta de que Kaleb tenía el objetivo de comprar la lápida antes de Navidad, la gente empezó a donar. Y cuando llegó la Navidad, Kaleb pudo darle a la madre de KJ los fondos necesarios para comprar la lápida.
Aunque ya ha pasado un año, la lápida de KJ sigue siendo un recordatorio importante para la comunidad. Esa piedra le recuerda a todo el mundo lo que un niño fue capaz de hacer para garantizar que la memoria de su amigo se mantuviera sólida. Estamos muy agradecidos por tanta devoción y por tanto esfuerzo.
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