Los científicos llegaron a especular con que se adaptarían a un Ártico derretido: "No son osos pardos con batas blancas"
Si hacemos caso a la Wikipedia, el oso polar, el Ursus maritimus, es uno de los carnívoros más grandes de la Tierra, y vive, como su nombre indica, en el medio polar y en zonas heladas del hemisferio norte. El cambio climático desafía ahora la definición, y los científicos han querido comprobar si podemos cambiar zonas heladas por simplemente frías, e incluso boscosas, pero parece que el Ursus maritimus no va a ser capaz.
Algunos científicos habían especulado con la posibilidad de que los osos polares pudieran a adaptarse a temporadas más largas sin hielo, actuando como sus parientes, los osos pardos, lo que supone hibernar y comer lo mismo que ellos, cuando su presa preferida, las focas, están fuera de su alcance.
Los machos adultos pueden alcanzar tres metros de largo y pesar 680 kilos, frente a los dos metros y medio, y 360 kilos de peso, que alcanzan los osos grizzly. Para mantener esa masa, los polares dependen de la grasa de las focas, rica en energía, y que capturan sobre el hielo.
Los investigadores utilizaron collares con cámaras de vídeo y GPS para rastrear durante tres semanas a un grupo de 20 que veraneaba en la región occidental de la Bahía de Hudson en Manitoba, Canadá. El resultado no pudo ser más descorazonador, todos perdían una media de un kilo al día.
En la Bahía de Hudson el calentamiento global está afectando a los osos a un ritmo mucho más rápido que en otras regiones árticas. La población ya ha disminuido un 30% desde 1987, y el estudio confirma que todos los osos polares del Ártico corren el riesgo de morir de hambre a medida que sigue creciendo el período sin hielo.
Durante la investigación, muchos machos adultos simplemente se tumbaban para conservar energía, quemando calorías a un ritmo similar al de la hibernación. Otros buscaban activamente alimento y consumían cadáveres de aves y caribúes, así como bayas, algas marinas y pastos. Algunas hembras pasaban hasta el 40% de su tiempo buscando comida, pero esa actividad no daba frutos.
"Aunque los alimentos terrestres les dieron algún beneficio energético, tenían que gastar mucha más energía para acceder a esos recursos", apunta el autor principal del estudio, Anthony Pagano, biólogo investigador de vida silvestre del Programa de Investigación del Oso Polar del Servicio Geológico de EE. UU.
"Ninguna estrategia de supervivencia permitirá que los osos polares sobrevivan demasiado tiempo en tierra. Los que buscaban comida perdieron peso corporal al mismo ritmo que los que se tumbaban", apunta Charles Robbins, director del Centro de Osos de la Universidad Estatal de Washington y coautor del estudio publicado en la revista Nature Communications. "Los osos polares no son osos pardos con batas blancas. Son muy, muy diferentes".
Durante la investigación tres ejemplares nadaron tratando de buscar comida. Uno hasta 175 kilómetros a través de la bahía. Dos encontraron cadáveres, una beluga y una foca, pero ningún pudo alimentarse de sus hallazgos mientras nadaba, ni traerlos de regreso a tierra. Sólo uno ganó peso después de tropezarse con un mamífero marino muerto en tierra.
Las olas de calor marinas se convertirán en algo habitual en el Ártico en un futuro próximo, y son producto de mayores emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero, como lo muestra un estudio que acaba de publicar el Dr. Armineh Barkhordarian del Grupo de Excelencia para la investigación climática CLICCS de la Universidad de Hamburgo.
Por otro lado, la capa de hielo de Groenlandia se está derritiendo, según un reciente análisis de registros satelitales históricos, a un ritmo de 28.707 kilómetros cuadrados en las últimas tres décadas, una superficie equivalente a la de Galicia, y que representa aproximadamente el 1,6% de la cubierta total.
"Como los osos polares se ven obligados a llegar a tierra antes, se reduce el período en el que normalmente adquieren la mayor parte de la energía que necesitan para sobrevivir", apuntó Pagano. "Con más tiempo en tierra, la expectativa es que veamos un aumento en la hambruna, particularmente entre los adolescentes y las hembras con cachorros".
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