Tocar la cima del éxito podría tardar años y muchos se quedan en el intento; se necesita mucho talento, valentía, esfuerzo y constancia, pero una vez allí solo hace falta una mala decisión para caer en picada.
Esto fue lo que le ocurrió a la modelo española Nastasia Urbano, quien logró reconocimiento mundial en la década de los ochenta siendo imagen de diferentes agencias, portada de revistas como Vogue y de codearse con grandes estrellas como Sean Penn, Harrison Ford y Melanie Griffith.
Pocos recuerdan su nombre en la actualidad; las fiestas, viajes y grandes contratos quedaron en el pasado. Ahora anhela esos momentos en los que con apenas 20 años tenía el mundo en sus manos.
“Hacía todas las revistas, le encantaba a todo el mundo. Era muy camaleónica y la gente no se cansaba de mí. Hay modelos que son muy guapas pero que solo tienen un registro. Yo nunca tuve ese problema”, dijo con ahora 57 años, durante una entrevista para Mauricio Bernal, de ‘El Periódico’ en España.
“Hice la campaña de Revlon. Todas las ‘top model’ de aquel entonces hacían esa campaña, y yo también la hice. Para la de Opium trabajé con Helmut Newton, y más tarde me contrataron para la de Yves Saint Laurent, que hizo David Lynch”, agregó la mujer que ahora duerme en los sofás de sus amigos o en los pasillos de los cajeros automáticos cuando nadie puede acogerla.
A modo de anécdota, contó que hasta fue invitada a la boda de Madonna con Sean Penn, sin embargo no asisitió debido a que ese día amaneció con una resaca que no la dejó levantarse de la cama.
El éxito se esfumó
En medio de su estrellato, se fue a vivir a Nueva York donde catapultó su nombre como una de las mejores modelos de la época, en sus vacaciones viajaba a Barcelona a visitar a su familia y en uno de ellos su vida cambió.
“Cada año venía a Barcelona a visitar a mis padres. Una de esas veces conocí a mi exmarido y ahí se acabó todo, me dejó con lo puesto. Lo único bueno de esa relación han sido mis hijos, pero lo demás fue horrible. Todo lo pagaba con mi dinero”, contó la mujer.
“Al segundo día de conocerlo quiso que le comprara un BMW, y yo, como una tonta, le hice el cheque. Estaba enamorada. Si no confías en la persona de la que estás enamorada, ¿en quién confias? Pero él no. Él no me quería”, agregó.
Tras su separación y con millones en deudas por pagar, Nastasia entró en depresión y todas las oportunidades de trabajo acabaron. Ha sido deshauciada en tres ocasiones en los últimos años, pero ella se niega a pedir ayuda de sus hijos y ahora está decidida a recuperar su vida.
“Mi hija tiene ataques de ansiedad por mi culpa. Ellos ya son adultos y tienen sus vidas y hacen lo que pueden por mí, pero yo procuro no molestarlos. Quiero que me vean ubicada, trabajando y pagando mis cosas. Quiero que mis nietos puedan ir a mi casa a merendar, y poder hacerles unas galletitas. Soy buena haciendo galletas. ¿Yo voy a tener eso? No sé. Creo que no”, expresó durante la conversación.
Dice que le gustaría regresar a la Gran Manzana porque “es una ciudad que te hace vibrar, salis a la calle y se te pone la piel de gallina. Aquí, en Barcelona, mi alma se ha ido apagando”.
Preocupados por la situación de la exmodelo, sus amigos iniciaron una campaña en el sitio Gofundme con el fin de recaudar fondos que le ayuden a seguir adelante.
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