A menudo a lo largo de nuestra vida cambiamos de casa o incluso de ciudad o país. Sin embargo, la ubicación de nuestro hogar nunca cambia. Porque yo creo que solo hay un verdadero hogar: mamá.
Dicen que una madre no puede ser una amiga, yo creo que sí, creo que es la mejor amiga. No importa la edad que tengas, que la visites con frecuencia o no, que te olvides de su cumpleaños o que discutas con ella cada días, ¿hay alguna otra amiga en el mundo capaz de aguantar todo eso?
Puede que no siempre le guste cómo haces las cosas o las decisiones que tomes, pero al final, una madre es la única persona que sabes que estará ahí, que nunca jamás te abandonará. La única persona con la que puedes ser tú misma sin miedo a que deje de quererte, porque el amor de una madre es incondicional, eterno, ¿se puede pedir algo más al amor?
Dicen un reciente estudio, publicado en la revista Neurolmage, que cuando una mamá está feliz, las ondas cerebrales de ella y su bebé se sincronizan, y que esto aporta grandes beneficios para el bebé. Qué bueno que la ciencia confirme lo que toda madre ya sabe. Una mamá ve cómo su bebé sonríe cuando ella sonríe, o cuando le canta, o cuando juegan, o cuando simplemente lo mira con amor. El lazo entre madre e hijo/a puede que sea invisible, pero es fuerte y eterno como ningún otro.
Con su amor único, una madre siempre deja una huella en su hijo/a. Siempre. Y hoy es un día, tan bueno como cualquier otro, para recordar a todas las madres del mundo lo importantes que son y siempre serán en la vida de sus hijos, aunque no siempre un hijo o una hija se lo demuestra. Y hoy es un día, tan bueno como cualquier otro, para demostrarle a nuestras madres que siempre serán nuestro verdadero hogar. Siempre.
De la redacción de Newsner a todas las madres del mundo.
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