Toda mi vida pensé que nunca debía dejar de creer en las personas. Cuando alguien llegaba a mi vida, pensaba que debía hacer todo lo posible para mantenerlos en mi vida.
Siempre estaba pensando que cualquiera que llegara a mi vida necesitaba quedarse allí. Pero estaba completamente equivocada. Era muy inocente al pensar que cada persona que entraba a mi vida merecía estar ahí y en mi corazón. Me estaba lastimando a mí misma al no aceptar el hecho de que solo porque amo a alguien, eso no significa que esa persona tenga la habilidad de amarme de vuelta.
No podía creer que no me devolvían el amor que estaba dando. Me daban lamentos cuando yo les daba amor. No lo entendía. ¿Por qué algunas personas intentaban hacerme daño cuando yo solo era maravillosa con ellos? Me tomó mucho tiempo y unas cuantas desilusiones amorosas, y noches solitarias en las que me quedaba dormida llorando para darme cuenta de que algunas personas simplemente nacen malvadas. Y que no hay nada que pueda hacer para cambiar quienes son. Pensé que tenía el poder de cambiarlos para mejor, pero no era capaz de hacerlo. Imaginaba que si les daba suficiente amor, ellos serían buenos. Pero me perdí en un esfuerzo sin resultados.
No sabía qué hacer. No entendía que ellos vivían sus vidas como lo hacían. Continuaba dando mientras ellos seguían tomando. Mi bondad fue mi talón de Aquiles. Nunca obtuve amor de vuelta. Ni siquiera lo pedí nunca. Pero un día, no puede hacerlo más. Estaba tan cansada y agotada que apenas podía salir de la cama. Me odiaba a mí misma por ser débil y por haber agotado todo el amor para dar.
Estaba tan ocupada asegurándome de amar a todos a mi alrededor que me olvidé por completo de mí misma. Intenté ser la mejor persona que podía para los que me rodeaban y todo lo que hicieron fue utilizarme. Cuando se dieron cuenta de que ya no podían usarme, me dieron sus espaldas y me dejaron. Estaba emocionalmente agotada. Di lo mejor de mí por aquellos que no lo merecían en absoluto. Estaba sola y herida y me di cuenta que tenía que salvarme yo misma.
Tuve que custodiar mi propio corazón. Pensé que estar sola era lo más alejado a lo que necesitaba, pero me di cuenta que era lo que me empujaría a hacer lo que tenía que hacer. Pensaba en las personas sin las que creía que no podía vivir y que continuaban con sus vidas como si nada hubiese pasado.
Solo porque amas a alguien no significa que son buenos para ti. Solo porque quieres a alguien en tu vida no significa que tienen el derecho de estar allí. Incluso aunque hago todo lo que puedo para estar ahí para las personas que amo, no significa que ellos hagan lo mismo por mí. Existen personas que no me amarán no importa lo que haga. Pero también sé que hay personas que me amarán pase lo que pase. Solo necesito aprender a diferenciar a estos tipos de personas.
Estoy aprendiendo pacientemente que hay cosas que van a pasar no importa lo mucho que deseemos que no ocurran. Estoy aprendiendo pacientemente que hay cosas que no quiero aprender, pero la vida igual me las mostrará. Estoy aprendiendo pacientemente que amo a algunas personas, pero debo aprender a dejarlas ir porque nos son buenas para mí. Estoy aprendiendo pacientemente que necesito dejar ir a las personas que no me merecen y que hay una diferencia entre rendirme y hacerme un favor.
Quiero aferrarme a las personas porque tengo miedo de estar sola. Estoy aprendiendo que habrá alguien allá afuera que conocerá mi valor.
Estoy aprendiendo que no merezco ser lastimada una y otra vez por alguien a quien no le importo. Sé que habrá alguien allá afuera que me tratará como se supone que debo ser tratada. Sabrán lo que realmente valgo.
He aprendido que necesito mantener mi corazón en guardia y no dejar a otros lastimarme como lo hicieron antes. Ahora sé que porque alguien no me valorara, no significa que no soy valiosa.
Hago una nota para mí misma para recordarme de mi valor y que nadie más puede determinarlo. Soy merecedora de amor aunque otros no lo vean. Ahora sé que he hecho mucho por otras personas y necesito detenerme. Necesito dejar ir a aquellos que no ven mi valor y necesito saber cuándo alejarme.
Hay algunas personas por las que no puedo preocuparme lo suficiente, como para que ellas se preocupen por mí. Puedo hacer lo mejor para ellos y nunca me darán nada de vuelta de ninguna manera. Puedo dar todo lo que una persona puede y ellas nunca mostrarán nada más que egoísmo. Así que he decidido dejarlas ir.
He decidido dejar ir a todos los egoístas y tóxicos que solo piensan en sí mismos. No puedo seguir dando todo lo que tengo a aquellos que no saben lo que están recibiendo. No importa cuánto los ame, necesito dejarlos ir. He aprendido que es mejor dejar a aquellos que continuamente me decepcionan y lastiman.
No todos en mi vida llegaron para quedarse. Puede que solo estén allí para enseñarme una valiosa lección.
Cuéntanos si has tenido experiencia dejando ir algunas personas en tu vida y asegúrate de mostrarles este artículo a tus familiares y amigos... ¡puede que haya alguien que necesite leer esto!
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