Los afines a la presidenta madrileña reclaman que se celebre el congreso regional del PP "cuanto antes" tras el resultado electoral de Castilla y León
La verdadera ganadora de las elecciones en Castilla y León ha sido Isabel Díaz Ayuso. Ésta es la lectura más extendida en las filas del PP de Madrid del escrutinio de las urnas en la comunidad vecina después de que Alfonso Fernández Mañueco no haya sido capaz de emular la contundente victoria de la presidenta madrileña en mayo del año pasado.
«Lo que estaba en juego aquí era si el 4-M fue un triunfo personal de Ayuso o la inercia de un cambio de ciclo político. Y el mensaje ha sido claro: fue un triunfo de ella. Ayuso es el mejor adversario contra Pedro Sánchez y el PSOE y la única que ha demostrado que puede frenar a Vox», argumenta un dirigente regional.
En plena guerra larvada por el liderazgo del PP en Madrid, la presidenta prefirió mantenerse este lunes fuera del foco y vaciar su agenda de actos públicos para no entrar en la resaca electoral. Aun así, a través del portavoz de su Gobierno, hizo valer ante la dirección nacional el aval de su respaldo en las urnas de hace nueve meses, más sobresaliente ahora en comparación con la cosecha de votos del PP castellanoleonés.
Según argumentó Enrique Ossorio en una entrevista en Telemadrid, el ajustado resultado de Mañueco que ha dejado en manos de Vox la llave de su reelección «confirma» lo que Ayuso «ha venido sosteniendo todo este tiempo»: «Hay unas elecciones en mayo de 2023 y tenemos que prepararnos para ellas. En Madrid debe haber un congreso [en el que se dirima la presidencia del partido] lo antes posible para preparar todas esas candidaturas municipales que tan importantes son para ganar unas elecciones».
A la espera de que Génova ponga fecha a dicho congreso, desde el sector del PP regional afín a Ayuso advierten de que «en el PSOE se están organizando» tras la renovación de sus cuadros directivos en la región y que será el rival principal por la izquierda el año que viene, ya que dan por hecho que Más Madrid ha tocado techo electoral. Denuncian, además, que en su «campaña» contra el Ejecutivo de la Puerta del Sol hagan uso de organismos como la Delegación del Gobierno, el Defensor del Pueblo y la Federación Madrileña de Municipios.
«Nosotros no tenemos esa estrategia conjunta y nos está faltando punch, por ejemplo, frente a los casos de corrupción en los ayuntamientos socialistas de San Martín de Valdeiglesias y Alcorcón, la moción de censura en El Escorial o el cambio de Gobierno en Alcobendas. Es necesario que se resuelva ya esta situación de interinidad y que el partido tenga un liderazgo fuerte», explica una fuente del ala del partido que está a favor de que la candidatura de la baronesa madrileña pueda ser refrendada por la militancia cuanto antes.
De momento lo único que Pablo Casado ha deslizado es que el congreso del PP de Madrid se hará antes de julio, que es cuando se prevé que se celebre congreso nacional coincidiendo con su elección como sucesor de Mariano Rajoy hace cuatro años. Aunque la dirección popular ha tratado de alentar la fórmula de la tercera vía para evitar que Ayuso concentrara tanto poder territorial como el que en su día acumuló Esperanza Aguirre, todo apunta a que finalmente no tendrá contrincante en su aspiración a hacerse con el control del partido regional.
«Si en Castilla y León se hubiera confirmado realmente ese cambio de ciclo político del que se habla en Génova habría que recordar que lo inició Ayuso después del batacazo de Cataluña», apunta un cargo orgánico del partido. «Ayuso robó 100.000 votos al PSOE, casi todos los de Ciudadanos, se quedó a cuatro puntos de la mayoría absoluta de 69 y le vale con la abstención de Vox para gobernar. Ayuso ha demostrado que pone votos por encima de la marca del PP», añade.
Por contra, recalca que «Mañueco no resta, pero tampoco pone», y que, a diferencia de lo que sucede ahora en Madrid, el PSOE, Podemos y la España Vaciada suman más escaños que el PP, que se ha quedado 10 procuradores de la mayoría absoluta de 41.
«Para nosotros esto ha sido una victoria amarga, porque hemos pasado de gobernar con un socio más potable, como era Ciudadanos, a Vox, que está mal visto. Y para el PSOE es una derrota dulce, porque en Castilla y León se quedan como estaban y en las próximas generales van a poder situar al PP con la ultraderecha Vox, lo que les permitirá arrasar en votos por el centro. Esto va a hacer más difícil el camino de Pablo a La Moncloa», se lamenta este dirigente.
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