La nueva variante británica del Covid-19 denominada Kent —ya que fue en esta región británica donde se detectó por primera vez—, es la mayor preocupación de los países en los que esta nueva cepa ha comenzado a extenderse. Además de ser mucho más contagiosa, puede resultar en algunos casos también más letal, pero lo que se teme es que reduzca la efectividad de las vacunas.
Debido a esta nueva variante, la lucha contra el coronavirus se extenderá mucho más de lo que se pensaba en un primer momento y los expertos afirman que nos llevará años lograr controlar el virus.
Se prolongará durante diez años
La jefe del programa de vigilancia genética del Reino Unido lleva meses controlando la proliferación de la variante Kent y ha llegado a la conclusión que esta nueva cepa se extenderá por todo el mundo y que la guerra contra el virus se alargará una década. «Ha barrido el país y va a barrer el mundo, con toda probabilidad» afirmaba de manera categórica Sharon Peacock, la directora del Consorcio de Genómica del Covid de Reino Unido en una entrevista para la BBC.
«Una vez que hayamos controlado el virus o que haya mutado para dejar de ser virulento, es decir, para causar enfermedades, podremos dejar de preocuparnos por él. Pero creo que, de cara al futuro, vamos a seguir haciendo esto durante años. En mi opinión, seguiremos haciéndolo dentro de 10 años» ha continuado explicando.
No fue hasta el pasado septiembre cuando se detectó por primera vez la nueva variante británica del Covid-19 en el sureste de Inglaterra. A pesar de que el país cerró sus fronteras para intentar que no se extendiera, a día de hoy ya son más de 50 los países que cuentan entre sus enfermos contagios por la variante Kent.
Su rápida expansión hace casi imposible controlarla, de ahí que algunos países decidieran aplicar medidas más restrictivas. La velocidad de transmisión también supone un riesgo para el sistema sanitario provocando un colapso de los hospitales debido al aumento de enfermos.
La efectividad de las vacunas está amenazada
Las vacunas que ya se están repartiendo por toda la población mundial, están diseñadas para combatir el Covid-19 original, pero poco se sabe sobre la eficacia que pueden tener en las nuevas variantes que van surgiendo. Las fórmulas diseñadas por Pfizer/BioNTech y AstraZeneca parecen que no pierden efectividad frente a la variante Kent. El problema llega cuando se produce otra mutación del coronavirus.
«Lo preocupante de esto es que la variante 1.1.7. que hemos tenido circulando durante algunas semanas y meses está empezando a mutar de nuevo y estas nuevas mutaciones podrían afectar a la forma en que manejamos el virus en términos de inmunidad y de eficacia de las vacunas. Podría amenazar la vacunación» afirma Peacock. Esta nueva mutación, descubierta en Bristol —en el suroeste de Inglaterra— es la que mantiene en alerta a los expertos hasta el punto de calificarla como «variante preocupante».
En la actualidad existen tres tipos de variante del Covid-19: la variante sudafricana, conocida científicamente como 20I/501Y.V2 o B.1.351, la británica o Kent cuyo nombre científico es 20I/501Y.V1 o B.1.1.7, y la brasileña denominada P.1. De estas tres mutaciones, los expertos aseguran que será la británica la que «arrasará en el mundo».
Sharon Peacock ha explicado que es muy normal que un virus acabe mutando con el tiempo, pero que cada variante cuenta con unas «características especiales» que determinan una serie de factores como por ejemplo que sea más transmisible, que evite la respuesta inmunitaria y con ello afecte a las vacunas o que cause una enfermedad muy grave.
Conocer cuáles son esas características es primordial para los investigadores en el estudio del impacto que las nuevas cepas puedan llegar a tener en la población mundial y diseñar vacunas eficaces contra ellas.
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