Después de más de dos años, el hombre que maltrató a la perrita Caitlyn por fin recibió el castigo que se merecía. En mayo de 2015, los residentes de North Charleston, en Carolina del Sur, encontraron a esta Staffordshire terrier en un estado lamentable.
Alguien le había sellado el hocico con cinta aislante, quizás para impedir que ladrara. Sin embargo, este tipo de cinta adhesiva estaba tan bien atada que había provocado varias cortaduras en la carne del pobre animal. Caitlyn tenía la lengua negra a debido a que la cinta impedía que la sangre circulara correctamente.
Durante dos días, la perrita vagó indefensa por los alrededores, sumergida en un inmenso dolor, hasta que fue trasladada a un centro de protección animal. Ni siquiera los veterinarios habían visto antes un caso tan grave de violencia animal. Caitlyn tuvo que ser sometida a varias operaciones de larga duración para salvarle la vida. Mientras estaba en tratamiento, la policía logró localizar al hombre que le había inflingido todo este dolor.
Finalmente, el autor, de 41 años, fue juzgado y sentenciado a cinco años de prisión. El delincuente pasará en total 15 años detrás de las barras debido a otros crímenes. Decidido a que este hombre recibiera la pena más elevada, el abogado Ted Carvey luchó muy duro para que se le hiciera justicia a Caitlyn.
Caitlyn ha sido adoptada por una familia muy cariñosa. Las cicatrices del hocico son un recordatorio permanente de la tortura que padeció. Ahora su antiguo dueño tendrá mucho tiempo para pensar en todo lo que hizo, y, por suerte, no verá la luz del día en mucho tiempo.
Este tipo de sentencias demuestran que nadie puede simplemente maltratar animales de esta forma sin pagar las consecuencias. Cualquiera que ejerza la crueldad contra los animales merece un buen tiempo tras las rejas.
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