Álvaro y Clemente Cebrián están detrás de esta marca pionera en el sector de la moda masculina en España, que no para de crecer a pesar de llevar ya 15 años en el mercado.
Todo queda en casa en El Ganso. Desde la idea de negocio, que surgió cuando los hermanos Cebrián trataban de hacerse un hueco como auditores contables tras licenciarse en CUNEF (una Universidad privada especializada en banca y finanzas), hasta el logo que diseñó su tío materno en su taller de pintura, o el nombre de la marca, que salió de su propia casa de la expresión 'sois unos gansos'.
Sin una vocación clara y tras pasar toda la carrera compaginando los estudios con sus trabajos en Pizza Hut, los hermanos Cebrián montaron El Ganso en 2004 gracias al apoyo de su padre, un hombre de negocios.
Cuentan ellos mismos que empezaron dejando sus prendas en la consigna de algunas tiendas multimarca de Madrid hasta que en 2006 montaron su primera tienda en la calle Fuencarral.
- El distrito centro no es a priori el lugar donde esperas ver una tienda de El Ganso, ¿por qué elegisteis la calle Fuencarral?
- Nos salió la oportunidad de alquilar un local antes de que la calle se pusiera de moda. Era inviable ponerla en lugares como el barrio de Salamanca y sin quererlo, fue un acierto porque por allí transita mucha gente y un local así te facilita vender más.
- ¿Cómo definirías al cliente de El Ganso?
- El cliente de El Ganso se identifica con nosotros, trata de combinar la elegancia del estilo tradicional con lo moderno. El contraste de color prima en la identidad de la marca y el estilo de ropa fomenta la individualidad. El Ganso permite vestir con elegancia y a la vez atrevimiento.
- ¿Os identificáis con el estilo 'british'?
- No, nos lo dicen mucho pero nuestro estilo es más bien el neoyorkino, un 'british' desenfadado. La combinación de un traje con zapatillas, lo veo más en el Soho de Nueva York que en Londres.
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Tras abrir su primera tienda en 2006, el éxito les llegó muy pronto, sobre todo gracias a las zapatillas que fueron un 'boom' en el mundo universitario. Tanto, que la crisis económica de 2008 no dejó huella en la empresa y los hermanos se lanzaron a una nueva aventura internacionalizando el negocio.
Lo hicieron de la mano de un fondo de inversión que les compró casi la mitad de la empresa pero no salió bien y dos años más tarde, acabaron comprando su parte para centrarse en los mercados más consolidados.
Reconocen sus errores sin tapujos, como la decisión que les llevó a abrir una tienda antes en Toulouse que, por ejemplo, en León, cuando debían haber empezado la expansión dentro de España.
En eso se centran ahora, en el mercado nacional, acaban de abrir tiendas en Segovia, León, Lugo y Albacete. La próxima ciudad en la que van a desembarcar será Burgos donde van a abrir un nuevo punto de venta.
A nivel internacional tienen presencia en Francia, Portugal, Chile, México y en Emiratos Árabes.
- ¿Qué hay de novedoso en El Ganso?
- Estamos centrados en el compromiso social de la marca. Somos conscientes de que tenemos que mejorar el planeta y nos hemos puesto el compromiso de producir a partir de esta primavera el 90% de nuestros productos con materiales reciclados.
También llevamos muchos años trabajando en mejorar las cualidades funcionales de la marca. Hemos hecho una alianza con los colchones Flex, para que el material del colchón esté en nuestro calzado. Nos hemos metido en la ropa antibacteriana y anti-mancha, también tratamos de hacer que la mayoría de las tiendas sean anti-agua. Nos inquieta que la moda tenga funcionalidad y no solo diseño.
Trabajar en el compromiso social de la marca es una exigencia de las nuevas generaciones, ¿pensáis llegar así más fácilmente a ellas?- No necesariamente, no estamos pensando en eso, jóvenes pueden ser hasta señores de ochenta años. Muchas veces ves a clientes super mayores que dices 'qué bien entiende la marca'. Mi suegro iba siempre en zapatillas y parecía un tío de veinticinco años. Lo hacemos por conciencia, ya que estamos todo el día fabricando, que sea algo reciclado.
Al igual que ocurrió con la crisis económica, los hermanos Cebrián no han salido mal parados de la pandemia. La empresa estaba digitalizada al 100% cuando el virus obligó a cerrar las tiendas y la venta online sustituyó a los puntos de venta.
Desde agosto, las ventas ya han vuelto a ser las mismas que en 2019 y aunque los costes han aumentado, de momento, no los han repercutido en el precio, aunque sí en los descuentos, que reconocen ser menos cuantiosos que antes y no superar el 20%.
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