Cuando llega un nuevo a miembro a la familia, existe un proceso de adaptación que obligatoriamente se debe cumplir y para nadie es un secreto que este proceso no es fácil, pues se necesita tiempo para que los nuevos padres se acostumbren al bebé y el bebé a su nuevo mundo. Se necesita tiempo para acostumbrarse al proceso de amamantamiento, a los horarios de dormir, a los posibles malestares que pueda tener el bebé, al cambio de pañales, entre otras situaciones.
Durante y después de ese proceso de adaptación, es muy común que el niño duerma en la misma cama con sus padres, bien sea porque es más fácil amamantar al bebé, cambiarle los pañales o simplemente tener al niño cerca para estar pendiente de cuando despierte o cuando llore. No cabe duda de que cuando los padres tienen un bebé o un niño pequeño en casa, siempre están en estado de alerta, ¿o no es así? Apenas los padres sienten algo fuera de lo normal con sus hijos, se alarman y verifican que todo esté bien con ellos.
Pero, resulta común que los niños sigan durmiendo en la cama de sus padres, pues va pasando el tiempo y cuando los padres se dan cuenta, el niño sigue durmiendo en medio de los dos. Otro caso es que el niño empieza a llorar a mitad de la noche y termina durmiendo en la cama de los padres. O más increíble aún, hay niños que llegan a hurtadillas en medio de la noche y se meten en la cama de sus padres y otros que hacen un chantaje emocional para no dormir solos en su cuarto.
Este proceso de transición en la mayoría de los casos no es nada fácil, no solo para el niño, sino también para los padres, pues aunque muchas veces se sienta bien dormir todos juntos en familia, a la larga esto es perjudicial para la privacidad del matrimonio y para el propio desarrollo del niño.
No existe un momento o una edad específica para hacer que el niño deje de dormir con sus padres y empiece a dormir solo en su cuarto, pero es importante que los padres tomen conciencia de que deben intentar que sea lo más pronto posible a medida que el niño crece.
Lo idóneo es que esta transición se haga de forma agradable, tanto para los padres, como para los niños, quienes a largo plazo comprenderán que tener un espacio propio para dormir será bastante agradable.
Para lograr esta tarea, es ideal establecer un balance entre cuidar del niño y respetar el espacio que debe tener cada quien. Así que si tienes pequeños en casa que están en el proceso de acostumbrarse a dormir solos en su cama, procura que sea de la forma más amigable para los dos.
Comentarios