El sueño juega un papel vital en la función cerebral, pero se han registrado efectos en todo el cuerpo. La falta de sueño puede parecer un problema trivial, pero la falta de ella puede tener graves consecuencias para la salud con el tiempo.
La privación del sueño se asocia con una mayor actividad del sistema nervioso simpático (pelear o correr). Aunque es beneficioso cuando hace ejercicio o trata de tomar el autobús, la activación constante pone a su cuerpo bajo estrés crónico. Esto puede afectar su metabolismo y ritmo circadiano y causar inflamación sistémica crónica. La inflamación crónica se asocia con diabetes y enfermedades cardiovasculares, artritis, dolores corporales generales, depresión y ansiedad, problemas gastrointestinales, aumento de peso e infecciones frecuentes.
La siesta de la tarde ayuda al cerebro
Muchas de las mentes o líderes más brillantes del mundo que han cambiado la historia, incluidos Albert Einstein y Winston Churchill, han dormido por la tarde como parte regular de su rutina diaria. Los científicos han demostrado que una siesta de 30 a 90 minutos durante el día puede aportar beneficios al cerebro en comparación con el sueño nocturno.
De hecho, existen diversas investigaciones que han probado que una siesta por la tarde, o bien, dormir las horas suficientes por la noche, ayuda a reducir significativamente el cortisol, la hormona responsable del estrés.
Cuando el cerebro siente estrés, inicia la liberación de epinefrina en el torrente sanguíneo. A su vez, esto provoca la liberación de cortisol para mantener el cuerpo revitalizado y alerta. Esto es útil si huyes de un oso o de cualquier otra amenaza, por ejemplo, pero puede tener consecuencias negativas para tu salud si tu cuerpo permanece en este estado constantemente cuando, en realidad, no existe un peligro, sino un estado de ansiedad muchas veces provocado por cuestiones del día a día.
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