En el año 2011, tras unos meses de negociación con el banco, este chico logró adquirir la casa donde vive hoy día, por tan solo 40.000 dólares. Ésta, se encontraba en un estado lamentable y ruinoso, pero se convenció así mismo de que podría arreglarla y dejarla como nueva.
Cuatro meses más tarde y 55.000 dólares menos en el bolsillo, la casa de sus sueños estaba casi lista para poder instalarse en ella. Durante los dos años siguientes, en sus ratos libres y fines de semana, se dedicó a completarla y a rematar los detalles que todavía le quedaban.
Mirad cómo fue evolucionando el proyecto hasta llegar a convertirse en la casa perfecta para él:
Esta es la casa en sus orígenes, antes de comenzar la reforma.
Lo primero que hizo fue demoler las paredes y los techos de yeso.
Remodeló la estructura interna de la casa, con un concepto abierto y diáfano para dar sensación de amplitud.
El antiguo porche trasero cerrado se estaba viniendo abajo.
El porche trasero terminado, esta vez abierto, con techo de vigas de madera.
Cambió el tejado por completo y alquiló una máquina pulverizadora de pintura para las molduras que rodean el tejado. Este es el resultado.
Instaló toda la plomería nueva.
Las viejas ventanas eran de hierro fundido y estaban oxidadas.
Sustituyó las viejas ventanas por unas nuevas de aluminio y con cristales térmicos.
Nuevos paneles de yeso y aislante.
Aislante perfectamente colocado.
Paredes ya enyesadas.
Para la fachada contrató a gente para que le estucara todas las paredes.
Estucado terminado.
El panel eléctrico y cableado nuevo. Para ello le ayudaron dos amigos electricistas, que consiguieron que todo funcionase a la primera.
Instalación de los muebles de la cocina.
Cocina terminada. Como podéis ver, ésta se encuentra totalmente abierta y da al salón comedor.
Después de tener el baño terminado y tras estar un año viviendo en la casa vinieron los problemas. El azulejo que había puesto en un primer lugar era de mala calidad, por lo que se estaba filtrando toda la humedad de la zona de la ducha.
Tuvieron que levantar de nuevo las paredes. Aquí se aprecia toda la humedad que había.
Así es como quedó el baño tras la reforma.
Colocación de la moqueta, ajustada al milímetro.
Parece ser que no se decidía qué color usar para la fachada exterior de la casa, pero al final se decantó por un verde manzana.
Tras acabar la casa por dentro y por fuera, lo próximo fueron los jardines.
Compró rollos de césped natural y aprovechó las viejas jardineras de la entrada para plantar flores de temporada que le dan un toque de alegría a la entrada principal.
El jardín trasero lo dividió en tres zonas: el porche, el cenador cubierto y el granero.
Así es como quedó el salón comedor.
Cocina completa y abierta completamente al salón.
El dormitorio principal.
El dormitorio de invitados.
Y aquí tenemos al “manitas” y a su prometida que posan orgullosos delante de la casa de sus sueños. ¡Enhorabuena por el trabajo!
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