La de Shag-Ra y Phyllis Olson es una historia de amor. El preciosos caballo árabe y la mujer se encontraron cuando ella estaba por desistir de todo.
La protagonista de esta bonita relación de amistad vive en Salmon Arm, en Estados Unidos, donde comparte todo con Shag-Ra, el caballo. Incluso responder al teléfono es algo que comparten estos dos amigos. Suena el aparato y no es la única que corre a descolgar el auricular, Shag- Ra se le adelanta e incluso descuelga.
Dice su amiga que este equino “es en muchos aspectos más persona que caballo. Y muchas veces ni siquiera piensa como un caballo.”
Por desgracia, antes de conocerle, esta mujer había tenido una vida turbulenta. Todo eran tristezas y alcohol e incluso huyó de casa cuando era pequeña.
Todo lo que puede pasarle a una persona le pasó a ella. Se casó, se divorció, perdió a sus hijos, se quedó en la calle y pasó tiempo en la cárcel. “Hace ya 12 años de la última vez que estuve en prisión”, cuenta Phyllis. Durante toda su vida, su sueño había sido tener un caballo. Así que con los 300 dólares que ganó en prisión compró a Shag-Ra.
Lo rescató de una pequeña cuadra, donde estaba flacucho y con sus entonces tristes ojos marrones. “Simplemente me enamoré de él, no podía dejarlo allí”.
“Amo a este caballo, él me salvó la vida”.
Pero su historia no acaba ahí, sino que Shag-Ra y Pyllis llegaron más lejos. Concretamente hasta el concurso de televisión sobre vídeos caseros “Letterman Show”, donde el animal hizo que ganaran 10.000 dólares gracias a su personalidad tan humana. Y es que este caballo no solo era capaz de responder al teléfono, sino que era capaz también de simular cantar una canción.
Parece suficiente para un caballo, ¿verdad? Pues aún hay más, Shag-Ra visita a niños con problemas como parte de un programa terapéutico.
Es increíble cómo un encuentro puede mejorar tantas vidas.
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