Adam Demos es un fenómeno parasocial en la era de la globalización. Su papel en Sex/Life le ha puesto en el punto de mira de cualquier humano independientemente de su condición sexual.
Las malas (o buenas) lenguas del Hollywood clásico aseguraban que Errol Flynn, compañero de batallitas de Olivia de Havilland, tenía un pene tan grande que era capaz de tocar el piano con él. Son muchos los desnudos frontales masculinos que han nutrido la pequeña y gran pantalla, pero tras los sonados destapes de Carlos Cuevas en Merlí Sapere Aude o Mario Casas en Instinto (en la escena hay que echarle algo de imaginación) le ha llegado el turno al hasta ahora desconocido Adam Demos (Brad Simon), reconvertido en el nuevo mito erótico festivo de la industria del entretenimiento.
El australiano, de 35 años, es todo un fenómeno parasocial en la era de la globalización. Su protagónico en la serie de Netflix Sex/Life le ha puesto en el punto de mira de cualquier ser humano independientemente de su condición sexual. En el tercer episodio en el minuto 19.50, Demos muestra su miembro en la ducha del gimnasio ante la mirada ojiplática de Mike Vogel (Cooper Connelly), quien le ha seguido para saber más sobre el amante de su esposa, Sarah Shahi (Billie Connelly).
Su tamaño es tan descomunal que ha habido apuestas por saber si era él, un doble o si llevaba una prótesis. Pues es real. Recientemente le preguntaron por la repercusión: "Bueno, ya sabes, hay que sacrificarse por el arte", afirmó sonriente.
Al igual que un sinfín de actores que triunfan en el cine americano (Chris Hemsworth, Naomi Watts o Heath Ledger), Adam Demos se forjó en la factoría del culebrón australiano Home and Away. Pero antes de ponerse ante una cámara trabajo en la empresa de construcción de su padre, lo que le permitió ahorrar dinero suficiente como para recorrerse parte de Asia y Europa. Su madre le inculcó valorarse así mismo y le incitó a que persiguiera su sueño como actor.
Por ello, siguió los pasos de su actor favorito, Chris Hemsworth, aunque en su caso la fama la ha adquirido gracias a la televisión donde, por cierto, encontró el amor. ¿Quién tiene el gusto de acariciar su cuerpo? Ni más ni menos Sarah, la protagonista de la serie que en la vida real es la trastaranieta del Sha Fat Ali, segundo todopoderoso de la dinastía kayar, que fue sustituida por los Pahlaví, cuyo último miembro conocido fue Mohammad Reza, esposo de Farah Diba. Se dice que Adam fue el causante de la ruptura del matrimonio de Sarah con el también actor Steve Howey, con quien tiene tres hijos.
Nacido en Wollongong (Sydney), en su tiempo libre Adam es un forofo de la escalada y la natación, trabaja su musculatura en el gimnasio, le apasiona descubrir nuevas culturas, es un gran amante de la cocina italiana, procura estar en contacto con la naturaleza siempre que se lo permite su agenda, se ha vuelto adicto a la crioterapia desde que la probó en Los Ángeles y cuando puede le gusta perderse por las islas griegas. Con 185 cm de estatura y un cuerpo fibrado ha enloquecido a casi todo el mundo.
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