Hakima, madre de la menor asesinada en una localidad de Jaén, está completamente rota
Alcalá la Real clama que se haga justicia por la muerte de la niña de 14 años, Khawla Elhaiba Zeroil. Toda la localidad jienense se ha volcado con la familia sumándose a su dolor y mostrando su repulsa y condena a lo ocurrido.
Jaula, como cariñosamente llamaban a la joven, perdió la vida a manos de un adolescente de 22 años que llamó al 112 confesando el crimen. Ahora, la indignación de amigos y familiares era patente en la concentración del pasado miércoles, donde la madre de la víctima se vino abajo.
La madre de Khawla muestra su dolor por el asesinato de su hija
La familia de Jaula estaba muy feliz y orgullosa de cómo la pequeña llevaba sus estudios. Era una chica responsable y "muy puntual", que "nunca llegaba tarde". Por eso les extrañó que no regresara a su domicilio tras acudir a casa de una amiga con la que quedó para estudiar.
Cursaba 3º de la ESO en el Instituto Alfonso XI, e iba a curso por año, algo de lo que su madre estaba realmente orgullosa. Hakima, que así se llama, está separada y lleva a sus espaldas una casa muy humilde, por lo que no había ordenador. Motivo por el que permitió a Jaula acudir a casa de una amiga para usar el suyo.
Completamente rota por el dolor, la madre de Jaula encabezaba una concentración de repulsa por su crimen. "Ella era mi niña, todo mi corazón", exclamaba. Junto a ella, vecinos y familiares de la víctima arropan y apoyan a Hakima quien siempre ha luchado por darle a su hija lo mejor.
"He sacado a mi niña adelante y con 14 años me la quitan", se lamentaba. Nadie podía decir nada malo de la joven quien nunca tuvo ningún problema ni dentro ni fuera del colegio. Era una alumna aplicada y muy responsable que, pese a los pocos medios que tenía, estaba dispuesta a ir a la universidad.
Algo por lo que también luchaba su madre apoyándola en sus estudios y planes de futuro. Unos planes que se rompieron por completo cuando la Guardia Civil le entregó la ropa de Jaula para que las identificase tras denunciar su desaparición.
"Llamé a la Guardia Civil y 40 minutos después me trajeron la ropa de mi niña", ha dicho sin poder contener las lágrimas.
A la espera de los resultados del forense
El asesino confeso se negó a colaborar para hallar el cuerpo sin vida de Jaula tras su llamada al 112. Fue la Guardia Civil la que dio con el cadáver en una zona de difícil acceso en las ruinas de la iglesia de Santo Domingo.
Se sospecha que puso ir hasta allí por la fuerza o engañada por su agresor, un joven de origen sudamericano de 22 años. Esta hipótesis es la que sostiene la madre convencida de que algo motivó que su hija fuera hasta allí, además afirma que no se conocían.
"Ella no tenía novio, le han tendido una trampa", opina Hakima. Sobre la causa de la muerte, todavía está a la espera del análisis forense, pero se estima que pudo ser estrangulada. No había signos de haber sido golpeada o señales de alguna arma.
La indignación es todavía mayor al conocerse que el principal culpable ya tenía antecedentes por agresión sexual. Un pasado delictivo que comenzó a forjarse en el año 2014 cuando otra joven le denunció tras asaltarla en plena calle.
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