A los padres les encanta hacer fotos de sus hijos, especialmente cuando son bebés. Se pasan las horas esperando el momento perfecto, permanecen ocultos hasta que sus pedacitos de alegría les regalan la sonrisa perfecta. Pero a menudo, estos diablillos te cambian la jugada en el último segundo y la foto sale completamente diferente a lo que esperabas.
En estos casos, un pequeño cambio de expresión puede transformar una ternurita de niño en un monstruo de las cavernas, en un millonario arrogante o, incluso, en un mafioso. Aquí tienes algunos maravillosos ejemplos de bebés que rompieron las reglas de los buenos modales...
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Puede que sean capaces de hacernos creer que son los malos de la película, ¡pero al final a uno no le queda más remedio que admitir que son adorables a pesar de sus intentos por intimidarnos!
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