Cuando estos albañiles llegaron a su lugar de trabajo, cerca de Londres, hicieron un peculiar descubrimiento: sacaron a un animal del barro que estaba tan sucio que nadie fue capaz de determinar de qué especie se trataba. Preocupados, tomaron a la exhausta criatura y la llevaron al veterinario más cercano en el Hospital de Vida Salvaje del Essex del Sur.
Solo después de que el personal bañara a la criatura, pudieron identificar qué tipo de animal se ocultaba debajo de toda la porquería: ¡era un cachorrito de zorro de cuatro meses! Según lo que pudieron averiguar, se había caído en una zanja de la obra de construcción y no pudo salir por sus propios medios. Si los trabajadores no hubieran encontrado a este pequeñito, probablemente habría muerto.
Después de la limpieza profunda, el cachorro lucía totalmente distinto y recuperó su astuta figura. Los enfermeros los llamaban cariñosamente "Muddsey" mientras estuvo bajo sus cuidados. Tiempo después lo dejaron en libertad.