Preocupada por la salud de su adolescente hija, una madre decide llevarla al médico, quien le pregunta a qué se debe su visita.
La madre respondió inmediatamente que se trataba de su hija Hanna, quien desde hace tiempo presentaba muchos antojos y todas las mañanas despertaba con diversos malestares.
El doctor le pidió amablemente a Hanna recostarse en la camilla para examinarla. Después de unos minutos, preocupado se dirigió a la madre para anunciarle algo que nunca hubiese podido imaginar: “Verá señora Méndez, sinceramente no sé cómo decírselo pero sin equivocarme su hija está embarazada y tiene alrededor de 4 meses”.
Indignada por el anuncio que le había hecho el doctor y sin poder esconder su asombro, cuestionó: ¨¿embarazada? Eso es imposible, se trata de una broma ¿cierto? Mi hija jamás ha estado con ningún chico, ¿cierto Hanna?¨, preguntó la madre a su hija.
Sin poder levantar la mirada y desconcertada ante las palabras del doctor, Hanna respondió: “Por supuesto que no mamá, ni siquiera he besado a ningún chico”.
Sin decir una sola palabra, el doctor se dirigió a la ventana y se dispuso a contemplar el cielo. Desconcertada por la actitud del médico, la madre preguntó: “¿Doctor, ocurre algo raro ahí fuera?, continúo esperando su diagnóstico”.
A lo que el doctor responde irónico: “No señora, no ocurre nada, excepto que la última vez que ocurrió algo así apareció una estrella en el cielo que guió a los tres Reyes Magos y esta vez, juro por lo más sagrado que no pienso perdérmelo.”
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