Quiero volver a conocerte. Quiero regresar a los tiempos en los que todo era azúcar y las mejillas sonrojadas iluminaban la habitación, los besos lentos y las cosquillas en el estómago después de abrir los ojos y encontrar nuestras pupilas dilatadas. Quiero la falta de preocupación sobre qué sucederá y sólo dejarnos llevar.
Quiero volver a enamorarme. Quiero volver a estallar a risas por nuestros juegos y tus bromas tontas, quedar admirada por lo maravillosa persona que eres y transformar tus defectos en adorables rasgos de personalidad. Quiero volver a mirar encantada tu bonito rostro mientras tu atención está puesta en algún otro lugar.
Quiero volver a soñarte. Quiero volver a creer que al final del camino siempre estarás tú, sentirme segura y confiar ciegamente en que no podrás fijarte en nadie más. Quiero la confianza, tus brazos arrullándome con ternura, las promesas… quiero las malditas promesas de nuevo en el baúl y cuidarlas con más esmero para no verlas escapar.
Quiero que todo vuelva a comenzar y ya no cometer los mismos errores. No dudar, no temer, no esperar, no perder. Nos quiero de regreso, íntegros, completos y sin culpas. Quiero aquello que me es tan imposible y lejano, como el mismo hecho de que tú lo quieras también.
Si ya han pasado los años y hemos cambiado, dejamos de ser “el uno para la otro” sin siquiera notarlo hasta que ya no había tiempo de regresar; seguíamos en el mismo camino a pesar de saber que dirigía a un precipicio… creímos que con sólo un par de alas podríamos volar.
Y siempre desearé poder repetir aquellos días, desearé abrir los ojos y hallarme otra vez en mi antigua habitación. Desearé escuchar la puerta y dirigirme a ella sin titubear para que al abrirla, encuentre tu mirada y me cuelgue de tus hombros mientras aspiro tu perfume y muerdo tus labios.
Quiero sentirte otra vez, como lo que éramos, como lo que perdimos. Quiero volver a convencerme de que eres tú; aunque volvamos a estropearlo todo…