El pasado sábado, el reconocido actor mexicano Ferdinando Valencia anunció la muerte de su pequeño hijo Dante, quien tenía solo tres meses y tras su nacimiento empezó a luchar contra una meningitis que adquirió, al parecer, durante el embarazo de su madre Brenda Kellerman.
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Según contó el actor mexicano a través de redes sociales, tras el nacimiento y permanecer casi una semana en cuidados intensivos al lado de su hermano mellizo Tadeo, el pequeño fue dado de alta pero a los pocos días empezó a presentar dificultades para evacuar. “En el hospital empezaron a hacer una evaluación donde nos dijeron básicamente que estaban seguros que era una constipación pero que por alguna razón querían hacerle también una prueba de sangre. Mientras le hacían la prueba de sangre vino nuestra sorpresa, el niño empezó a convulsionar, es una experiencia que no le deseamos a ningún padre por supuesto”, comentó Valencia.
La pareja de artistas decidió trasladar al pequeño a otro hospital, donde tras varios análisis encontraron que tenía una inflamación en el cerebro y la médula espinal por una bacteria que contrajo. El diagnóstico que describían los médicos era meningitis, una enfermedad infecciosa que puede ser provocada por bacterias o virus.
“Es una inflamación en la corteza que reviste el cerebro y la médula espinal y viene con una bacteria. Específicamente esta bacteria la adquirió muy probablemente desde el embarazo de Brenda”, explicó el actor en ese momento. Pero ¿cuáles son los síntomas de esta enfermedad y las secuelas que pueden dejar en quienes la padecen?
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De acuerdo al sitio Standford Children´s Health, la meningitis se puede presentar por una infección viral o bacteriana (esta era la que tenía el pequeño Dante). La enfermedad inflama las meninges (membranas del sistema nervioso central) y puede afectar a bebés, niños y adultos.
Especialistas aclaran que la meningitis viral es más común y menos grave, sin embargo, el tipo bacteriano puede generar secuelas e incluso la muerte. Los bebés menores de dos meses (cuyo sistema inmunitario no se ha desarrollado por completo) y los pequeños que han sido sometidos a cirugías cerebrales, son más propensos a contagiarse de la enfermedad, según Healthy Children.
Algunos de los síntomas más comunes son irritabilidad, fiebre, disminución del apetito, llanto fuerte e incontrolable y mayor somnolencia de lo habitual. Las convulsiones febriles también pueden aparecer, acompañadas de sarpullido y cambios en el temperamento: si la enfermedad no se detecta a tiempo con una prueba sanguínea puede ocasionar problemas neurológicos, ceguera, sordera y en el más lamentable de los casos, la muerte.
*Consulte siempre con un médico o proveedor de atención médica si tiene dudas sobre la enfermedad y la forma de prevención, especialmente en niños.