Pequeña despierta de coma y dice «Sé la verdad sobre mamá»

16.12.2021 11:15

La pequeña Sofía de 6 años tuvo un terrible accidente junto con su madre, a la cual culparon. Su hija despertó para decir lo que de verdad sucedió

El padre, José, deseaba que la pequeña no despertara. Desafiando todo lo que significaba ser padre, sabía que era mejor para él que la pequeña, con ya varios meses en coma, no despertara jamás. Las enfermeras le daban palabras de aliento, pero por más buenos deseos que le dieran a José, él sabía que todo estaría bien mientras las cosas no cambiaran de como se encontraban.

La vida de este despreocupado padre daría una vuelta de 180° justo cuando la niña se levantara de golpe, despertando de su coma, y gritando por todo el aire «¡Sé lo que pasó con mi mamá!».

Tres meses antes, Patricia, la mujer de José, estaba preocupada por lo poco que podía recordar de su embarazo. Sus recuerdos estaban dispersos del momento en que su pequeña Sofía había nacido. Su alumbramiento había sido complicado. Los doctores le recomendaban que estuviera de lo más tranquila, podía dar a luz cuando menos esperaba. Sin embargo, por más cuidados que tuvo, lo peor ocurrió.

Cuando pudo despertar, vio a su marido, José, y a su pequeña Sofía en sus brazos. Fueron a casa, todo parecía normal, pero su pareja comenzó un camino del cual no regresaría jamás. José comenzó a trabajar más horas, cuando tenía tiempo libre prefería ir a bares o fiestas. Rara vez estaba en casa. Contario a lo que podríamos pensar, las cosas en casa comenzaron a cambiar de una manera extraña, sentimentalmente ambos estaban alejados, económicamente las cosas fueron mejores. Patricia creía que todo venía de las horas extra que su pareja trabajaba.

Sin embargo, ese día Patricia no podía dejar de lado que no recordaba mucho del nacimiento de Sofía. Su cumpleaños se acercaba y quería que fuera especial. Durante 6 años esto le pasaba, se lamentaba de no poder recordar más sobre ‘El momento más especial de su vida’. Mientras Patricia guardaba la ropa, metida en sus pensamientos, notó una caja que la sacó de su letargo. Su curiosidad fue más grande debido a que jamás había visto dicha caja. Tras poder vencer sus miedos, abrió el misterioso paquete. Dentro se encontraba el antiguo teléfono de su esposo, ese celular no lo había visto desde que Sofía nació.

La mujer no era de las que le gustaba husmear en las cosas de los demás, pero se preguntaba «¿Por qué dejó de usar este teléfono? no parece estar descompuesto». Cargó el aparato y espero a encenderlo. Al iniciar el teléfono, un mensaje llegó, todo sería algo común, seguramente no todos sabían que José había cambiado de teléfono. Sin embargo el remitente llamó su atención: Ofelia. Ella era la hija del jefe de José, había muerto ya hace varios años atrás en una operación complicada.

Al ingresar a la conversación entre ambos descubrió un terrible secreto. José y Ofelia habían tenido una aventura y escondían lo que pasó al final de su relación. Ofelia también esperaba un bebé casi al mismo tiempo que ella. José le pidió que se deshiciera del bebé, Ofelia se negó. Tras esa situación, la relación entre ellos terminó.

Después de leer toda la conversación, hasta donde llegaba, decidió seguir buscando en la extraña caja. Ahí encontró algo que le heló la sangre. Sacó un papel que se titulaba: «Certificado de defunción». Pertenecía a alguien con el apellido de ambos.

Patricia no entendía ¿Cómo un papel de defunción tenía el nombre de ambos? Entonces, con la sangre corriendo a su máxima capacidad dentro de su corazón, comenzó a encajar el rompecabezas. Su hija, la real, la biológica, era a quien pertenecía dicho papel.

¿Pero de quién era a hija que había criado durante todo este tiempo? Rompió en llanto. Recordó que la hija del jefe de su marido, Ofelia, había muerto en una «operación» más o menos por las fechas en que nació Sofía. Si Ofelia estaba embarazada eso significaba…

Procedió a seguir buscando desesperadamente en la caja. Más papeles, salieron volando, necesitaba algo que calmara su ansiedad, algo que le diera certeza de lo que sospechaba. Ahí, justo hasta abajo de la caja lo vio. Sacó un certificado de nacimiento, el certificado de Sofía: Nombre del padre, José, vivo. Nombre de la madre Ofelia, finada.

José le había mentido todo este tiempo. La hija que Patricia esperaba había muerto en el parto y la hija que tenía en ese momento en casa era la hija de la amante de José.

Dentro de los papeles de esa caja encontró cartas del padre de Ofelia, el antiguo jefe de José, rogando por ver a su nieta, a Sofía. El cruel padre se negó, el padre de Ofelia había muerto recientemente, todo había favorecido la mentira José.

Patricia no dudó y decidió huir del lugar llevándose a Sofía con ella. Preparó sus maletas y vació sus ahorros. Se preparó para recoger a su hija en la escuela y no volver jamás.

«Vamos a hacer un pequeño viaje por carretera, cariño. ¡Solo nosotras, las chicas! Va a ser superdivertido!» Le dijo a su hija cuando se comenzaron a alejar de la ruta normal que seguía hacia su hogar desde la escuela. Patricia iba sumida en sus pensamientos, tenía la cabeza hecha un remolino ¿Cómo explicarle a su hija que toda su vida había sido una mentira? ¿Qué pasaría con esta verdad a una tierna edad? ¿Preguntaría por su padre? ¿Lo odiaría como ella lo estaba haciendo? Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro cuando comenzó a hablar. Lágrimas que evitaron que viera el semáforo rojo que acababa de pasar. Ruido, luces, gritos, silencio.

Patricia despertó con el ruido de una llanta rechinando y luces parpadeando encima de ella «8 miligramos de epinefrina y traten de estabilizarla, yo atenderé a la otra pasajera». Silencio. En su mente solo podía pensar «¡Mi hija! ¿Dónde está mi hija!» Sus heridas callaron estos murmullos en su mente.

En el presente.

Sofía se había levantado tras tres meses de coma. Como si respondiera las preguntas que su madre se hacia mentalmente hace unos meses atrás al ingresar al hospital grito «¡Mi mamá! ¿Dónde esta? Aquí estoy Mami» Los doctores corrieron a estabilizarla. No es fácil despertar después de 3 meses de estar en cama. José estaba a un lado, atónito, su peor pesadilla estaba por convertirse en realidad y solo pudo decir «Sofía cálmate. Los doctores tienen que revisarte».

«¡NO! ¡Te he oído! ¡Te he oído! ¡Mamá no es mala! ¡Mamá me protegió! Me abrazó boca abajo. ¡Tenía frío! Me dijo: ‘Todo va a estar bien'», le contestó Sofía.

La enfermera rápidamente le pidió a José que saliera del lugar. A empujones lo sacó del cuarto y cerró la puerta. Ella sabía que algo andaba mal.

Olivia, la enfermera, estuvo todo este tiempo a cargo de Sofía, le daba sus baños de esponja, estaba al pendiente de sus medicamentos y de sus signos vitales. Estuvo ahí cuando ella entro inconsciente tras el accidente. También estuvo presente cuando la policía llegó por Patricia, había sido acusada por José. Motivo: intento de abducción y privación de la libertad. Testigo único: José. Testimonio: Patricia perdió la cabeza al descubrir su secreto, se llevó a la niña y pensaba terminar con la vida de ambas tirándose de un barranco.

«Tú eres malo, mi mamá no hizo nada ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Sé toda la verdad de mi mamá!» José escuchaba desde afuera del cuarto donde Sofía había dormido por tres meses. Olivia sabía que algo malo estaba pasando. José no era el que todos pensaban y creía firmemente en los gritos que proliferaba Sofía. Llamó a la policía sin vacilación.

«¿Dónde está el señor Rodríguez?» Le cuestionaron a Olivia tras que el oficial dejara el cuarto de Sofía. La niña le había contado todo lo que su madre le confesó antes del choque. Su testimonio contrastaba con todo lo que José había contado al Juez, era necesario hablar con él de manera urgente. «No sé oficial. Salió después de que lo sacara del cuarto para atender a la pequeña» Olivia se encogió de hombros.

«¿El hombre dejó aquí sola a su hija? Puede que la madre haya tenido razón todo este tiempo». Contesto el agente. Procedió a hacer unas llamadas. Unas horas más tarde Ofelia llegaba al hospital. Había sido liberada del arresto domiciliario en el que se encontraba. Necesitaban pruebas para inculpar a José de obstrucción de la justicia y falseamiento de datos.

«Aquí tiene oficial, sabía que no me creerían si no venía con algo que me absolviera» Ofelia había ocultado el celular que estaba en la caja. Se había negado a entregarlo por miedo a que José hiciera algo en represalia con su hija. Él era el único que tenía autorización para entrar al hospital a ver a Sofía mientras estaba en coma. Ahora ese miedo se había ido junto con José. Él estaba a la fuga.

El cruel padre había destruido esa caja después del juicio de Ofelia. Creía que no había prueba que lo inculpara así que se confió. Sabía que tenía todas las de ganar, en la ciudad lo respetaban por ser un hombre de negocios exitoso. No le fue difícil argumentar que su esposa era quien intentó hacerle algo a su hija.

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