Recuerdo tu sonrisa, es quizá una de las más bonitas que haya visto en la vida; muchas personas allá fuera merecían admirarla, dejarse contagiar por ella, incluso yo merecía poder dedicarle unos cuantos versos… lamento no haberlo hecho a tiempo.
Recuerdo también tu mirada, a veces alegre, a veces despistada, pero siempre sincera aun cuando te invadía el cansancio; te faltaron paisajes que admirar y pestañas que soltar para poder pedir muchos deseos. Me faltan tus ojitos para mirarlos de frente y así me creas al decirte cuánto te quiero.
No imaginé así nuestra despedida, porque a decir vedad, ni siquiera imaginé una. Nos quedaban muchas cosas por compartir, muchos planes futuros que visualizar, todo aquello que querías lograr. Y me da tanta tristeza el sólo hecho de imaginar una vida sin ti, que he sentido que me falta la fuerza, que me faltan las ganas.
Pero no puedo rendirme, sé que no habrías querido eso para mí. Sé que incluso habrías hecho hasta lo imposible por verme de pie y habrías secado mis lágrimas con tu hombro al darme un abrazo; no sabes cuánto lo necesito, no sabes cuánto te necesito.
Y ten por seguro que aunque pasen los años, jamás te olvidaré. Jamás olvidaré cada uno de tus cumpleaños y todas las cosas que te gustaban, que te hacían reír, que te hacían llorar. No olvidaré aquellos momentos en que no cabía la felicidad en mí por tenerte a mi lado.
Te prometo que viviré por y para ti, que nada habrá sido en vano, que saldré adelante y alcanzaré nuevas metas dedicadas a ti.Prometo que no habrá día que no te recuerde y que no agradezca el haber tenido la dicha de tenerte en mis días.
Y aunque la tierra vuelva a retumbar y vea caer mis sueños a pedazos. Aunque llegue a sentirme sin dirección y con la manos vacías… Lucharé, por ti lucharé.