Liam parecía ser un niño muy normal en su escuela primaria. Le encantaba jugar con su teléfono, compartir con sus amigos y practicar fútbol en las canchas.
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De repente, su mamá se dio cuenta de que no estaba comiendo. El niño tampoco mostraba ningún interés en hablar por teléfono. Se convirtió en un chico solitario, no quería salir a pasear en bicicleta ni pasar el rato con sus amigos, de acuerdo con lo que su mamá declaró en Good Morning America. Lo más alarmante era que Liam empezó a perder el apetito, y estaba comiendo menos.
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Por fortuna, Deidre logró que Liam le contara que estaba siendo acosado. Le preguntó por qué no quería ir a la escuela. Con lágrimas en sus ojos, Liam le contó a su madre que sus compañeros de clase se burlaban de él, le decían que no sabía jugar al fútbol, lo insultaban, lo empujaban y hasta lo pateaban.
Deirdre Fell-O'Brien, la madre de Liam, contó la experiencia de su hijo en un blog de la red hospitalaria Northwell.
"Un grupo de niños decidió que mi hijo "era una basura", y decían que no debió haber entrado en el equipo de fútbol. Lo empujaron y le dieron patadas. Usaron un lenguaje horrible contra él, usando palabras desagradables. Básicamente le dijeron que no era nada, que debería suicidarse. Fueron despiadados en su crueldad. Le pregunté a mi hijo con qué frecuencia le hacían eso. Él me miró a los ojos y me dijo: 'Todos los días, mamá'".
Uno de los primeros síntomas de la depresión de Liam fue su falta de apetito. Deidre dijo que el niño prácticamente no comió nada durante la fiesta que le hicieron para celebrar su cumpleaños número 13. Se puso tan mal, que tuvo que ser hospitalizado para que su cuerpo pudiera recibir los nutrientes que necesitaba mediante una sonda de alimentación.
A pesar de las medidas drásticas que se tuvieron que tomar, los padres de los niños acosadores se negaron a reconocer que había un problema, según explicó Deidre en su blog. Ni siquiera la escuela tomó cartas en el asunto para detener los episodios de acoso.
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Deidre se sentía impotente, pero entendió que podía poner su granito de arena hablando sobre el problema, y por eso ha estado publicando información en las redes sociales sobre el acoso escolar. Se quedó sorprendida con la gran cantidad de apoyo que recibió su dulce hijo.
Después de pasar diez semanas de recuperación en un centro hospitalario, Liam finalmente pudo regresar a casa. La terapia le dio a Liam la confianza que necesitaba para regresar a la escuela y a su equipo de fútbol.
Todos debemos tener conciencia sobre los peligros del acoso escolar. Al difundir esta historia, tú también puedes ayudar a crear conciencia sobre este grave problema. Estas fotos de Liam demuestran perfectamente las graves consecuencias que puede tener el hostigamiento en los niños y adolescentes. No te olvides de difundir este artículo, para que todos puedan entender que este es un asunto serio.