La prisa no es elegante – Mamá Natural

13.02.2019 11:19

  • Tómate unos minutos y antes de leer esta nota prepárate tu té o café favorito, colócate en tu sillón y ponte cómoda, ahora sí, procedamos a leer con calma, en plena consciencia, pero sobre todo sin prisas, porque la prisa no es elegante.

Te invito a reflexionar sobre el ritmo de vida que llevamos, suena el alarma, de un sobre salto nos levantamos, te bañas, levantas a los hijos -cada día es un desafío para que lo logres a la primera- desayuna en menos de 15 minutos, salen todos a paso acelerado de la casa, suben al carro y vas sorteando el tráfico, haces la eterna cola para dejarlos en la escuela y cuando están en la puerta bajan como flash y todos se dicen “bonito día” así, sin pausas, casi sin entenderse, te encarreras al trabajo o a casa a sacar los pendientes del día y ¡caray, son las 9 de la mañana y ya estamos con todo el Rush arriba! ¿Te suena? Bueno, es lo más común del mundo y eso que solo recorrimos las primeras dos horas del día.

Pero, ¿qué pasaría si dejamos de hacer todo como el conejo de Alicia en el país de las Maravillas?, y no nos referimos a volvernos lentas o que no nos importen nuestras responsabilidades, creemos firmemente que todo está en pulir el esquema de organización que tenemos, y darnos el lujo, así es, el lujo de vivir plenamente.

Puedo lograrlo si pongo mi despertador 5 minutos antes y en lugar de la alarma que hace que se me pare el corazón, uso una con música, con arpas o sonidos agradables, y me estiro, me voy a tomar 2 minutos para estirar cada parte de mi cuerpo, y respirar profundamente, ver por la ventana y agradecer a la vida por otro día.

Y seguir con ese ritmo, darme más tiempo para desayunar, cuando deje a ms pequeños voy a usar 10 segundos para darles un beso y verlos a los ojos, y en el camino de regreso a casa o trabajo no lucharé contra el tráfico, solamente voy a fluir, porque ni mis gritos, ni mi frustración y tampoco mis maniobras van a hacer gran diferencia en el tiempo que haga, pero si la harán en la calidad de mi viaje.

Voy a darme el lujo de disfrutar cada segundo, de entender que no porque me mueva más rápido el tiempo irá más lento, por lo contrario, no solamente estoy acelerándome sino que estoy aumentando las probabilidades de no hacer bien las cosas. Puedo ser más efectiva si le doy su tiempo a cada cosa. El tiempo es un lujo y hay que disfrutarlo. Elijamos movernos por la vida con elegancia, elijamos andar sin prisas.

 

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