La Desobediencia en los niños

04.10.2017 15:08

En algunas ocasiones se suele escuchar a  los padres decir: “Que desobediente es mi hijo”, “Que malcriado es este pequeño“ ; “ No sé qué hacer con él o con ella para que me obedezca” con un tono de voz preocupado por no saber manejar tal situación. No solo es porque no sabe cómo hacer para que su hijo sea obediente sino porque no tienen quizás el conocimiento de lo que significa la desobediencia en la etapa infantil lo cual de una u otra manera no entiende la importancia que tiene para su hijo el ser así. Pues bien la desobediencia es normal en todo este proceso ya que el pequeño está en un inmerso disfrute de exploración y descubrimiento, en el que este último esta en búsqueda de los límites del entorno, diferenciando lo que correcto/ adecuado de lo incorrecto/ inadecuado, lo que se puede y no se puede realizar. Con esto se quiere decir que el hijo cuando esta pequeño, no posee como motivación el incomodar o fastidiar a los padres por medio de su desobediencia sino explorar y para ello tiende a utilizar todos sus sentidos para que tenga un mejor panorama y comprensión de su entorno. Por ello necesitan a los adultos para que sean guiados y ayudados en el camino del descubrimiento y exploración dejándolos ser ellos mismos para un buen desarrollo de su autocontrol.

Por otro lado, se ha evidencia de que el disciplinar a los hijos en esas edades suele ser todo un dilema, y ¿Por qué es la disciplina un dilema tan grande para los padres? . Pues bien porque ponerla en práctica es como caminar o andar por una cuerda floja, es decir, por un lado se encuentra el peligro de ser padres tan permisivos porque nadie quiere educar y tener hijos pequeños consentidos, engreídos o desobedientes o por el lado contrario, el temor de controlar de forma excesiva a los hijos porque no deseamos tener hijos tímidos, miedosos  a todo. Por lo que se necesitaría encontrar un término medio para educar a hijos pequeños respetuoso, afectuosos y que sean obedientes sin estar llegando a optar por uno de los dos extremos mencionados anteriormente


Es importante que tanto los padres o los personas encargadas del cuidado de los niños en un proceso inicial, los acompañen y corrijan ciertas conductas y luego a medida que van creciendo y madurando, la función de ellos cambiaria, en sentido de que su rol seria el que describan, expliquen y apoyen al niño a ser consciente de las consecuencias de sus comportamientos. Todo ello con el propósito de apoyar a los hijos para que de manera pausada vayan desenvolviéndose de forma más segura y autónoma.

Este proceso se va a ir dándose paso a paso, en el que la edad del niño marca la manera en que los padres manejan la desobediencia. Por lo que el  objetivo es que vaya adquiriendo habilidades que le permitan ir comunicándose e integrándose en el entorno en el que va a vivir.

Teniendo en cuenta lo anterior, es importante señalar como aspecto último, las llamadas “reglas básicas” para preparar el escenario y disciplinar a los hijos con éxito y efectividad, estas son:

Es fundamental inculcar a los hijos pequeños desde el comienzo, que en el entorno familiar existe un sistema de apoyo recíproco o mutuo por el cual se necesita la participación y colaboración en la actividades pactadas dentro del hogar.

Una de las comunes inquietudes de los padres en cuanto a la relación con sus hijos es que dicen que “No me está prestando atención”. Para ello es necesario que procuren ofrecer un buen ejemplo desde el comienzo por ejemplo: cuando tu hijo quiere decirte algo, interrumpes por un momento la actividad que está realizando y pones atención a lo que tu hijo trate de decirte. Así más tarde podrás exigirle el mismo comportamiento.

Si como padre deseas tener un hijo con fortaleza emocional, entonces tú como su principal  modelo de ejemplo necesitas ser constante y firme en relación el establecimiento de las normas y tareas. Tu firmeza y constancia le enseñarán a tu hijo que le quieres lo suficiente como para esperar que se comporte responsablemente.

Se dice que así como los hijos tienen ese temor de defraudar a sus padres, ellos también poseen mucho miedo de decepcionar a sus hijos; sin embargo, si los hijos  nunca experimentan vivencias  dolorosas o frustrantes, como al tener que compartir un juguete o esperar su turno, o si nunca sienten tristeza ni desilusión, no tendrán la oportunidad de desarrollar las habilidades psicológicas esenciales para su felicidad.

Fuente