Javier Cámara: Hay políticos que estudian mucho pero son unos imbéciles sin empatía

26.11.2021 11:26

- Qué zapatillas más bonitas, por dios.

-Pues te regalo las que más te gusten.

-Ya soy Juan Carrasco.

Javier Cámara se ríe al meterse por unos segundos en la piel de su Juan Carrasco, un político que, como tantos otros, acepta sin inmutarse ropa regalada. Estamos en el Hotel Urso de Madrid, en una venta privada, y la dependienta se va al almacén a buscar un par de su talla. En un salón contiguo, Cámara promociona la tercera parte de Venga Juan -producida por The Mediapro Studio-, la historia del político más inútil y despreciable que se recuerda y que, desde este domingo en HBO Max, se enfrenta a la caída tras estar en lo más alto. «Cuidado, que en este país tenemos muchos juancarrascos que son reales», advierte el protagonista de la gran comedia política actual.

¿Tantos piensa que hay?
Alguno y me dan pereza porque detrás de ellos no hay pensamiento ni labor social, sólo ambición. Son esos que te dicen que han dado la vida por España.
No es difícil escuchar ese razonamiento hoy.
Los políticos tienen una doble vara de medir, no se ponen nunca en nuestra piel, pero te piden que te pongas en la suya siempre. Parece que han inventado la rueda porque tienen un micrófono constantemente cerca, algo que nos pasa a los actores mucho.
¿Y de los actores que se pasan a políticos qué opina?
Sin palabras. Nunca he entendido a un actor que entra en política. Nosotros hacemos esto para que nos quieran, ya tenemos un escaparate bastante bueno y ese mundo es aterrador.
¿Por qué han decidido no mostrarnos la ideología de Juan Carrasco?
Porque habría detractores antes de nacer y lo rápido que va este mundo no nos lo permite. Si Juan Carrasco fuera de Ciudadanos, ¿qué hacemos ahora con él? Queríamos, dentro del crisol de este país, elegir lo más dramáticamente divertido de cada partido y criticarlo sin darle un pensamiento de izquierda o derecha para representar a todos.
La serie también deja temas muy sociales como el bullying o el conflicto trans como de pasada.
Pero siempre con una torpeza terrorífica porque Juan no entiende nunca lo que dice su hija o por qué la gente quiere cosas nuevas cuando ya estamos bien.
 
¿Eso es una crítica a la desconexión de los políticos con la sociedad?
Es algo que está en la sociedad, mucha gente no sabe lo que pasa, los sexos que hay o las letras del colectivo LGTBIQ+ y Juan siempre es insultante y dañino en ese sentido.
Eso lo hemos visto en el Congreso de los Diputados.
Es tan terrible y patético lo que pasa allí que mejor nos reímos de ello.
Esta temporada la centran en la corrupción. Si eligen el momento, con la sentencia de Gürtel de la Audiencia, no les sale tan clavada...
Es como si Juan Carrasco ya hubiera tocado todos los conflictos que pueden pasar porque son muy básicos y cíclicos: un juez tira de la manta, otro lo desestima, otro lo vuelve a estimar... La Gürtel sigue a otra y hay mil casos aún sin abrir que espero que no prescriban. La gestión de las últimas décadas ha sido nefanda y se han quemado, perdido o destrozado muchas pruebas para que no veamos cómo se generó este sistema.
Pero siempre de una forma chapucera, ¿no?
Este país es chapucero, no sabríamos hacer Borgen. Espero que HBO Max nos presente como una serie de la política española para que los suecos vean lo que somos. Nuestra corrupción política es muy chapucera como muestra un señor al que no nombraré diciendo todo lo que investigó en el Congreso. Si algo te sonroja que no sea Juan Carrasco, que sea la política española real, esas cloacas que no abrimos porque nos asustaría la corrupción.
¿Nos atrae Juan porque sentimos como nuestra parte de la vergüenza que da?
En España se desprecia siempre al triunfador, decimos que son gilipollas. Es la frase de que si sacas la cabeza, te la meten dentro de un martillazo. Somos despreciativos con el triunfo pero cuando uno se arrastra ya es un personaje a querer y se acepta su inmoralidad.
Aquí hace también una de las cosas que más molestan en España que es reírse de su lugar de origen, Logroño.
Yo soy de Albelda, pero que me sigan queriendo en Logroño que yo soy el actor. Con quien se tienen que ofender es con Diego San José que ya se metía con nosotros en Fe de Etarras. Para los vascos Vitoria es el sur, imagínate Logroño, somos Ciudad del Cabo.
En sus dos temporadas la crítica y los premios se han deshecho en elogios. ¿Se ha quitado ya el estigma de la comedia como algo menor?
A nosotros se nos ha querido mucho, nos han escrito artículos hasta periodistas políticos, pero aún hay gente que te dice que hacer tanta comedia te encasilla. Bendito problema, yo así soy feliz.
¿La política ha orillado a la cultura de este país?
Ninguno ha hecho nada por ella pero tampoco por la Educación o la Sanidad, es un caos. Es verdad que la Cultura está acostumbrada ya a este desprecio general porque cualquier ayuda al cine o al teatro es criticada en todos sitios. Les asusta a apoyarla porque piensan que pagan un precio en cada subvención.
Siempre se ha dicho que es porque da pocos votos.
No lo sé, pero es indispensable no perder más tiempo, aunque primero iría a por un plan de Estado de Educación con la gente que sabe: profesores, alumnos, políticos, gestores...
¿No le parece difícil en un país donde los acuerdos son escasos en general?
 Es que en política hay gente que ha estudiado mucho pero son imbéciles sin empatía. Puedes ser el mejor juez o político del mundo pero sin trabajo ni capacidad de escucha no eres nadie. Y yo empatizo con algunos porque la burocracia y los filtros hacen que se pierdan ideas, pero hay veces que te apetece que se encierren en el Congreso y hasta que no arreglen cosas básicas para el país que no salgan. Que pagamos un montón de impuestos, que haces la lex publica y la necesitamos todos, poneos, por favor.
Sorprende ver a alguien que diga que empatiza con la clase política, no es muy habitual.
Por un lado empatizas con ellos porque el animal no anda, pero los demás nos movemos. Nosotros vamos con un palo en culo todo el rato, pues lo mismo pido de la gente que gestione mis impuestos. ¿Cómo puede ser que haya gente sin luz en la Cañada Real otro invierno ¿Estamos locos? De repente hay empresas con 20.000 millones de beneficios y gente viviendo a oscuras. Hola, ¿qué clase de país somos?

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