Isabel Díaz Ayuso se come a Bertín Osborne

11.06.2021 14:12

Bertín Osborne intentó o, al menos, que lo pareciera, que su mano a mano con Isabel Díaz Ayuso no fuera un paseo por las nubes. Fue imposible. El feeling entre ellos fue más que evidente en el estreno de la nueva temporada de Mi casa es la tuya. Ayuso se mostró más castiza que nunca, más tabernaria que nunca, más de derechas que nunca, más que Bertín.

Que Isabel Díaz Ayuso gana en la distancias cortas no era un secreto. Cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid está a gusto, está cómoda, se siente "libre" -la palabra que más repitió-, Isabel Díaz Ayuso es un monstruo difícil de contener. Estaba cantado que con Bertín Osborne no iba a ser difícil ni se iba a encontrar con una entrevista que le pusiera en bretes innecesarios. Bertín Osborne lo intentó o, al menos, quiso que pareciera que intentaba no ponérselo demasiado fácil. Un intento que no sirvió de mucho porque el feeling entre ellos se palpó desde el principio del estreno de la nueva temporada de Mi casa es la tuya. Un paseo por las nubes para Isabel Díaz Ayuso en el que la presidenta s se mostró más castiza que nunca, más tabernaria que nunca, más de derechas que nunca... Incluso más que el propio Bertín Osborne.

Las entrevistas de Bertín Osborne no se caracterizan por ponerlo difícil. Ninguno de sus invitados, tengan más feeling o menos con él, salen mal parados de su programa. Les alaba, les dora la píldora, les cuida, les hace que se sientan lo más cómodos posibles para que en esa comodidad salga el lado más oculto del invitado. Con Isabel Díaz Ayuso le hubiera dado igual darle caña que ponerle colchones de algodón. Isabel Díaz Ayuso estuvo cómoda desde el principio, consciente de que Bertín Osborne no se la iba a jugar y, tal vez por ello, desde el minuto uno todo fue un camino de rosas. Ayuso sacó esos "eg que" suaves tan madrileños y tan suyos, tan dulces, tan de ella, tan de todos, Ayuso sacó cercanía, Ayuso sacó sus mejores armas. No se achantó ante ninguna pregunta, ni siquiera ante las menos agradables (si es que hubo alguna), e incluso, descolocó en más de una ocasión al propio Bertín Osborne, que parecía haberse topado de frente con mucho más de lo que él esperaba, con muchas más razones para que Bertín Osborne cayera rendido a sus pies.

"Hoy voy a comprobar que Ayuso no es una política al uso", sentenció Bertín Osborne antes de que Isabel Díaz Ayuso le abriera las puertas de las oficias-casa de su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, amigo y colega de Bertín Osborne, y el cual no pudo evitar el cameo sorpresa de la entrevista. Isabel Díaz Ayuso explicó por qué no había abierto las puertas de su casa. "Su pisito de jovenzuela...", decía Bertín Osborne es demasiado pequeño para una grabación de Mi casa es la tuya. "Eg que en la cocina si entra el perro ya no cabe nadie más...", explicó la presidenta madrileña. Parecerá una tontería, pero el hecho de que Isabel Díaz Ayuso siga viviendo en su pisito de siempre, en su barrio de siempre, comiendo y cenando del bar de siempre, haciendo casi lo de siempre, lo mismo que cuando ni era presidenta, ni viceconsejera ni más que una madrileña al uso, le hace ganar puntos. Eso siempre hace ganar puntos.

Los mismos puntos que cuando habla de su infancia, de sus años de estudiante, de cuando repitió un curso porque "me despisté", de cuando acabó la carrera de Periodismo, cogió el petate y se fue a recorrer mundo con lo puesto y sin un duro. O cuando compartió piso porque con su primer sueldo no le llegaba ni para pipas. Isabel Díaz Ayuso cuenta eso y se camufla como una más, parece una más. Lo dijo Miguel Ángel Rodríguez en su breve, pero intenso cameo, "ella se peina como le da la gana y que nadie se lo toque porque el día que la peinen como si fuera una presidenta, ese día dejará de ser Isabel Díaz Ayuso". No es por el pelo, ni por la ropa, ni por la imagen, es porque si algo hace fuerte a Isabel Díaz Ayuso es su esencia. Puede gustar más, puede gustar menos, pero es ese carisma que no hace tanto tiempo se exigía a los políticos y que hoy pocos lo tienen. Isabel Díaz Ayuso lo tiene y, aunque en muchas ocasiones ese "ella es así" le ha traído algún que otro problema, sin él Isabel Díaz Ayuso dejaría de ser Isabel Díaz Ayuso.

Ella misma lo reconoció anoche cuando habló de sus frases antológicas. Algunas, según ella, han respondido y responden a la campaña de acoso y derribo que "vivo desde hace dos años", pero otras, como la del cubata y el karaoke o el "España me debe una" tras la dimisión como vicepresidente del Gobierno de Pablo Iglesias, salen de su propia cosecha y no duda en que las volvería a repetir por mucho jaleo que volvieran a provocar. Lo mejor es que son de su propia cosecha, es que nadie se las dicta, es que no sale del cerebro que dicen ha creado a Ayuso, no salen de Miguel Ángel Rodríguez, y eso ambos quisieron que quedara claro. Otro político en su lugar al cuestionarle esas frases para la posteridad hubiera o tirado balones fuera o se hubiera retractado, Isabel Díaz Ayuso, no. Isabel Díaz Ayuso las asume, las alaba, las aprecia. ¿Por qué? Porque sabe que igual que sus "eg que", que igual que su peinado, que igual que todo en ella, la convierten en la rara avis que le ha llevado a arrasar en las elecciones del 4-M. No es sólo ese populismo exacerbado que desprende siempre cercana al que quiere escuchar y necesita escuchar, es que sin esa imagen Lady Madrid no hubiera sido nunca Lady Madrid.

Pero que quede claro, que quede bien claro y que se vea, "no todo es imagen, también hay que ser solvente", palabra de Miguel Ángel Rodríguez, porque, aunque la entrevista en Mi casa es la tuya, se grabó después de las elecciones en la Comunidad de Madrid, nunca se deja de estar en campaña, Ayuso nunca deja de estar en campaña. En cada pregunta, en cada respuesta que Isabel Díaz Ayuso dio anoche a Bertín Osborne y que Bertín Osborne hizo a Ayuso había debajo de la primera capa el trabajo del político que nunca deja de ser político. Chuletones de Guadarrama, aunque luego se comen una hamburguesa y unas chuletillas, fresas de Aranjuez, hortalizas de Madrid, vinos de Madrid... "Madrid, Madrid, Madrid... Pedazo de la España en la que nací" podría haber cantado perfectamente y a nadie le hubiera sorprendido.

ISABEL DÍAZ AYUSO, LA MÁS "TABERNARIA"

Más castiza que ella nadie, más tabernaria que ella nadie... Porque si durante la entrevista la palabra que más repitió fue "libertad" -seguimos en campaña-, el gesto que más la caracterizó o que quiso que la caracterizara fue el mismo que la llevó a arrasar en las elecciones madrileñas, su apoyo a la hostelería, a los bares, a las cañas, al terraceo, a esa esencia madrileña que Isabel Díaz Ayuso ha asumido como propia. "Yo soy muy tabernaria. Que tengo un buen día, pues una cerveza para celebrarlo, que tengo un mal día, pues una cerveza para olvidarlo". Difícil no sentirse identificada con Ayuso porque Ayuso se identifica, se camufla con todos. Pero, cuidado, que cuando entra en el terreno ideológico el todos ya no es de todos.

"En mis comienzos no me sentía de izquierdas o derechas, sino libre... Yo no creo que seamos todos iguales (...) El Estado tiene que existir y apoyar al que lo necesite, pero no puede colmarlo todo. Esa forma de entender la política no me representa. No puede ser que al que ha trabajado y se ha esforzado porque las cosas le vayan bien se le castigue". Por si había alguna duda.

De la entrevista de Bertín Osborne pocas cosas sonaban a nuevas por no decir ninguna. La saturación de Isabel Díaz Ayuso durante los 54 días de campaña electoral, antes y después, con entrevistas en todas las cadenas, en todos los formatos y en todos los lugares, hicieron que cada pregunta de Bertín Osborne, especialmente las relacionadas con su vida privada o más íntima, sonaran a cuento que ya se ha contado. Y es que ya se había contado. Por un golpe de suerte, cuando Bertín Osborne entrevistó a Isabel Díaz Ayuso para Mi casa es la tuya, las fotografías de la presidenta paseando con su nuevo amor por Ibiza ya se habían hecho públicas. Es decir, que Bertín Osborne podía preguntar y sacar chicha de eso, pero ni con esas. La presidenta no esquivó la pregunta, pero fue breve, sin entrar en detalles. "Para una vez que me cojo unos días libres después de tres años, y mira... ¡Había hasta drones!". Punto pelota. Next.

De hecho, Isabel Díaz Ayuso no evitó las preguntas sobre su vida amorosa ni sobre su vida íntima, pero tampoco se explayó, lo justito para que no pareciera siesa, pero tampoco iba a alimentar a los buitres. Se le notaba tan cómoda que hasta en las preguntas que se podía pensar va a estar incómoda, Ayuso las supo torear con demasiado arte. Si Bertín Osborne le preguntaba sobre la maternidad, Ayuso terminaba contando que tras la pandemia se ha vuelto "más creyente, más niñera...", más de lo más. Niñera, pero... Pero no se ha planteado ser madre soltera porque para ella tener un hijo tiene que ser "un proyecto compartido". ¡Uy, que igual con esto la lía! Y rápidamente sobre escribir sus palabras. "Que hay madres que han elegido ser madres solteras y les ha ido bien y están felices, pero yo no me lo planteo así". Entonces Bertín Osborne le saca a Toñi Moreno, que fue madre soltera con 46, por lo de que sí se puede ser madre soltera y poner un poco de equilibrio, pero tampoco. "Soy consciente de que se me pasa el tiempo".

No fue la única sorpresa que Isabel Díaz Ayuso tenía reservada para Bertín Osborne. En un momento de la entrevista, Bertín Osborne le pregunta por su edad y por los años con los que llegó a ser presidenta. Como Bertín Osborne siempre va de no me entero de nada ni sé nada, pero lo sabe todo, la pregunta le sirvió para preguntarle también por su fecha de cumpleaños, que es la misma que la de Pablo Iglesias. Ayuso le contó que sí, que es la misma y que Pablo Iglesias le mandó un mensaje para felicitarla, pero que ella decidió no responder. "Pasé de felicitarle", reveló Ayuso. "¿Sí? No, hombre", inquirió un más que sorprendido Bertín Osborne -cuidad que hablamos de Bertín Osborne-. "Hale, con Dios", espetó la presidenta madrileña. "No hombre no, pero la próxima vez felicítale", instó Bertín Osborne. Y Ayuso negó con la cabeza como San Pedro negó tres veces a Jesús.

Y hasta este momento todo fue más o menos como la seda. Fue cuando pasaron a la zona del cocinado cuando la cosa empezó a ir un poquito más fuerte. En cuanto Bertín Osborne empezó a preguntar sobre política, sobre los sacrificios que Isabel Díaz Ayuso ha hecho para llegar a donde ha llegado, la Ayuso afable, cercana, simpática se transformó en la Ayuso letal, la dura de pelar. Tenía para repartir a siniestro, nunca a diestro. Calificó como "un infierno" estos años por todo lo que había tenido que dejar y a todo lo que se había tenido que enfrentar. No dudó en repartir estopa a todos aquellos que la atacaron o que atacaron a la Comunidad de Madrid. Desde Emiliano García-Page, pasando por Miguel Ángel Revilla, e incluso, y por mucho respeto que le tenga, a Ángel Gabilondo, "...que la campaña que me ha dado...".

AYUSO: "VOX NO ES EXTREMA DERECHA, PERO LOS OTROS SÍ"

Porque ella no ha venido a la política para hacer amigos, sino para hacer lo que hay que hacer, y lo que hay que hacer es lo que ella ha hecho. Fíjate que Bertín Osborne le preguntó cuál creía ella que había sido la decisión más errónea que había tomado. Podía haber tirado de autocrítica, pero se sigue en campana: "Hago autocrítica todos los días y todos los día pienso qué podía haber hecho mejor, pero creo que la decisión de la que me arrepiento fue cuando Madrid decidió cerrar los colegios y cerrar la comunidad no haberlo hecho antes, el día 25 de febrero, por ejemplo, porque igual se hubieran salvado más vidas".

Fue la parte de Isabel Díaz Ayuso, la parte en la que Isabel Díaz Ayuso equiparó a Vox con el PP al asegurar que para ella Vox "no es extrema derecha" y lo situó en el mismo centro derecha que representa el PP, aunque con matices, matices como lo de las armas, matices como los asesinatos de mujeres, pero sólo matices, porque ella conoce con mucha gente que está en Vox que no es de extrema derecha y que esos son sólo unos pocos, algunos versos sueltos.

"Vox no es ultraderecha. En algunas cuestiones lo llevan todo a un extremo y hay algunas personas que sí lo son, pero no se puede generalizar. Conozco a Abascal y a otros diputados y no me lo parecen", afirmó, pero cuando Bertín Osborne quiso complicárselo, o parecer que se lo complicaba, y le preguntó por la extrema izquierda, entonces sí que había extremos. Con la derecha, no, con la derecha esos extremos "son los que imponen otros", con la izquierda, sí, con la izquierda no hay duda: "Vox no es extrema derecha, pero los otros sí son extrema izquierda. Buscan la destrucción del adversario, la expropiación, la cartilla de racionamiento...". La contradicción de un discurso que aunque contradictorio, Isabel Díaz Ayuso hace que parezca coherente. La esencia.

La extrema izquierda, el enemigo a batir, el enemigo de Isabel Díaz Ayuso, "el cáncer de la política", que llegó a decir. Porque si Isabel Díaz Ayuso fue dura con alguien durante la entrevista en Mi casa es la tuya fue con la izquierda y, por supuesto, con Pedro Sánchez. Que no se aguantan, que no se soportan, que se tirarían de los pelos si pudieran es de sobra conocido y lo han escenificado en los últimos meses día sí y día también. "Nos boicoteaban nuestras medidas con otra rueda de prensa a la vez para tapar titulares. Cuando yo salía, salía él para corregirme... Es el peor presidente en el peor momento", afirmó y añadió: "El 4-M es un punto de inflexión, a Sánchez le han quitado la careta y le han dicho 'a ver qué propones'. Creo que va a empezar a costarle según qué decisiones. No todo le va a salir gratis". Por algo dicen que es la salvadora del PP.

Salvadora del PP, pero echando el freno que, según le aseguró a Bertín Osborne, ella no quiere llegar a la Moncloa, ella no quiere ser presidenta del Gobierno, ella no se ve en ese papel: "Ya soy lo más bonito que se puede ser, presidente de Madrid, de España, porque Madrid es España". Por aquello de no perder lo de las frases antológicas. "Madrid, Madrid, Madrid... Pedazo de la España en la que nací..."

 

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