Durante su clase de yoga esta mujer se tiró un pedo y la historia es tan embarazosa que morirás de la risa

15.09.2017 14:51

Si bien es cierto en alguna ocasión a todos nos han pasado algunos momentos embarazosos, sin embargo, para esta mujer resulto más vergonzoso de lo común. Esta situación además de penosa fue tan cómica que te hará que te duela estómago de lo que te reirás.

Ser bloguera es lo que hoy está de moda, tal es el caso de Laura Mazza que es bloguera en Mum on the Run, tiene separación muscular que le quedo comó secuela después de su embarazo y por consecuencia está tratando de ponerse en forma, para sentirse bien con ella misma, así que le recomendaron practicar yoga. Desafortunadamente, la primera clase que tomó fue un verdadero desastre. Todos los asistentes a la clase lucían pulcritud en su esplendor, la gran mayoría de las personas eran delgadas e incluso se veía claramente que se habían realizado una pedicura perfecta, sin embargo, siempre hay incidentes los cuales resultan ser muy bochornosos y ese día le tocó la mala suerte a Laura.

Al estar realizando las diversas posiciones como la del delfín y el perro de 3 patas, los accidentes ocurren y así fue como dos pedos sumamente olorosos se le escaparon sin consentimiento. Lo bueno es que no hicieron ruido alguno y nadie se dio cuenta de quién era el dueño de esos asquerosos gases, prepárate porque es momento de comenzar a reír.

Laura Mazza publicó en el blog lo que le sucedió donde decía que le hubiera gustado mucho haber podido inventar esa historiapero, que lamentablemente no era así. Inició explicando que la separación muscular, se debió a que su vientre se estiró en su embarazo y que después del parto sus músculos quedaron tan separados dando como ejemplo lo que dice la biblia cuando Moisés separó el mar rojo, además resaltó que su vientre aparenta tener forma de cono y por eso desea estar en forma, así que decidió hacer caso a su fisioterapeuta y fue a una clase de yoga.

Decidió buscar unos pantalones de yoga decentes que usar, una playera y la ropa interior de maternidad. Al llegar al sitio donde practicaría yoga ve que es sorprendente, mira velas alrededor y no solo es la típica clase de yoga en la que llegas a estirar tu cuerpo, logra transmitirte la tranquilidad que hay alrededor de ella, incluso observó comunicación entre el instructor de yoga y los participantes, platicaban amenamente poco antes de la clase. El contexto del lugar se veía particularmente lindo por todos lados, gente linda irradiando pulcritud con sus cuerpos esbeltos y sus pies con pedicura y ella solo podía notar los defectos que traía encima. Solo lograba notar que ella tenía sus pies hechos un desastre y que no se había depilado, no quería llamar la atención para que no la miraran.

Fue entonces que inicio la clase y por más que trató de no llamar la atención la primer frase que lanzó el instructor fue: ¡Oh, tenemos un nuevo miembro esta noche!, nos sentimos confortados por tu presencia.

Lo curioso fue que respondió de la misma manera sintiéndose una idiota pues como se iba sentir agraciada de estar con personas que ni siquiera conocía, sin embargo el instructor la interrumpió antes de que continuara hablando y le preguntó su nombre, como niña asustada solo dijo – Ah, Laura soy Laura. El instructor continuó haciéndole algunas preguntas hasta que llegó el momento de hablar porque estaba ahí, al estar relatando lo de su separación muscular el hombre se puso un poco melancólico y la situación la comenzó a ponerse incomoda así que mejor guardó silencio antes de ella también se sintiera igual. Lanzó una sonrisa de las que impactan, de esas que te hacen sentir tanta tranquilidad y solo le dijo -¡Bienvenida!

Laura se sintió tranquila y que estaba en el lugar que debía estar, comenzó a animarse ella misma y se decía – ¡Vamos Laura, tu puedes, recuerda que ahora eres una chica yoga! -sí, soy una chica yoga, repetía para ella misma.

Comenzó  a realizar algunas posturas cuando de pronto escuchó crujir su espalda, no sintió dolor sino todo lo contrario y pensó que lograría hacerlo, siguió animándose y se dijo con orgullo –Me encanta el yoga, creo que nací para esto. Después cambiaron de postura  y ahora sintió un calambre en su estómago y comenzó a preocuparse nuevamente pues había estado desarrollando el síndrome de colon irritable, los gases de Laura eran realmente fétidos, totalmente pestilentes, incluso se podría decir que huele mejor la alcantarilla de un callejón de comida rápida, era una combinación de incineradora y huevos podridos y mientras estaba en la posición del delfín y cambió a la posición del perro de tres patas, dos de esos asquerosos gases salieron de su colon.

Laura no podía creer lo que había hecho pero no podía más que dar gracias a Dios por que no había emitido ningún ruido, sin embargo, al cambiar nuevamente de posición y colocar su cabeza entre sus piernas, el olor le dio como un golpe muy rudo en la cara, lo curioso fue que pensó que había fallecido, pues pensaba que ya se estaba pudriendo por dentro y nadie había avisado de su deceso. Solo podía pensar en que podía hacer; si interrumpir la clase e irse y porque le estaban pasando estas cosas, ahora no solo podía pensar que era una cerda sino que olía del mismo modo. Sin embargo, su aventura apenas comenzaba y decidió nuevamente alentarse y decidió quedarse, total, todos los que estaban ahí también se tiran pedos y es algo muy normal, pensó Laura.

El profesor les dijo que se sentaran en el suelo separando las piernas y que luego estiraran sus manos hacia enfrente intentando tocar las puntas de sus pies, el instructor comenzó a apoyar a todos para lograr el objetivo de llegar a los pies hasta que llegó con Laura, inmediatamente pensó – de nuevo reventarán mis huesos y por si las dudas aprieto mi trasero, el profesor la empujó hacia adelante y fue así como una banda sonora  de trompetillas salió de su trasero.

Laura se quedó petrificada sin saber que decir o hacer, pensando –¡Por Dios que es lo que acaba de suceder, esto es una pesadilla, una broma de muy mal gusto!, sus mejillas se tornaron rojizas y el llanto se adueñó de sus ojos por la pena que la invadió.

Lo único que pudo hacer esta mujer fue tomar sus cosas del locker y salir prácticamente corriendo del lugar, pero antes, con pena volteó a verlos y todos estaban arrodillados observándola, estaban atónitos, no sabía si era por el olor  de la flatulencia que había lanzado o sentían tanta pena como ella.

El instructor, sin reproche alguno juntó sus manos y le dijo: -Namaste.

Lo increíble de esta mujer es que al final de todo lo tomó con un gran optimismo pues nos relata que al ver al instructor solo pensó en salir corriendo del lugar e ir por un helado, recordando lo sucedido reía y lloraba a la vez.

Por último le dedicó unas palabras a su fisioterapeuta, – Lo siento, pero NUNCA, NUNCA MAS VOLVERÉ A HACER YOGA, al diablo con mi separación muscular. Me amo, me quiero y me respeto tal y como soy.

Más vale perder un amigo que una tripa ¿no creen? ¿Alguna vez te ha pasado algo tan bochornoso como a Laura? Déjanos tus comentarios y no dejes de apoyarnos con un Me Gusta. COMPARTE este artículo con tus amigos.

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