Anciana de 104 busca desesperadamente a su hija que le quitaron en 1955

22.08.2019 12:53

Eudosia Amaya, una anciana de 104 años de Colombia, reveló un secreto que tuvo guardado por mucho tiempo: en 1955 le arrebataron a una de sus hijas.

La historia de Eudosia Amaya es dolorosa, una infancia en extrema pobreza, con trabajo infantil para poder comer y malos tratos de sus padres; un día, cansada de su situación, emigró a Bogotá desde Onzaga, Santander. Nunca regresó regresó a su pueblo…

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“Me vine para Bogotá. Me vine sola porque sabía que acá se trabajaba y se ganaba plata. Yo me vine por eso, pero no, me salió muy mal, muy mal”, recuerda la anciana.

En la capital, Amaya comenzó a trabajar como empleada de servicio en diferentes casas de la ciudad. En uno de esos trabajos conoció a un hombre del cual se enamoró profundamente, pero a quien se refiere en la actualidad como “desgraciado”, el policía Alfonso Rey Pardo.

Con este hombre Eudosia Amaya empezó una relación y se embarazó de Florelba, su primera hija y quien en la actualidad está a cargo de sus cuidados.

“Me agarró, me engañó, me llevó no supe a dónde, me venció, me enamoré, y quedé en embarazo de esta hija que me está mirando”, recordó la anciana en una entrevista con El Tiempo, sobre su esposo.

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Cuando aún Florelba era una bebé, Eudosia Amaya quedó otra vez embarazada a pesar de que vivía en una condiciones inhumanas junto a Alfonso.

“Quedé embarazada otra vez del mismo tipo, porque yo no tuve más amoríos”, manifestó la mujer.

Su segunda hija nació en el hospital San Juan de Dios, era el año 1955 y Eudosia cargaba para todos lados con sus dos bebés; algunas veces dejaba una de sus hijas al cuidado de la dueña de la pensión donde vivía con su esposo.

Un día conoció una pareja adinerada que vivía cerca a su hogar; este matrimonio no podía tener hijos, por lo que querían adoptar un niño o una niña, la hija menor de la anciana su mejor opción.

Por supuesto, Eudosia Amaya se negó a la propuesta de regalar a su hija; sin embargo, un día todo cambió…

“Ay, Dios mío, cuando yo llegué por la tarde a recogerla la tenían en una canastica, pero bien vestida, como un ángel, y dijeron, ‘mire, se la vamos a llevar al señor dueño de la empresa de cementos’, pero no me dijeron dónde vivía, no me dijeron nada”, así recuerda la mujer el día en que le robaron a su hija.

“Tengo tan presente que la niña me miró así (abre los ojos), y ahí mismo la mandaron para esa casa. ¡Yo no la regalé! ¡Yo no la regalé! ¡Fue contra mi gusto! Pero como me dijeron que a ella le iba a ir bien, que la iban a tener como hija propia”, manifestó.

Lo último que Eudosia Amaya supo de su hija, era que la pequeña ya sabía hablar y que estaba aprendiendo a bailar ballet. En la pensión donde vivía conoció a otro inquilino del cual se enamoró, Raúl, con quien tuvo otros cinco hijos.

Eudasia no recuerda la fecha exacta del nacimiento de su hija, tampoco conserva el registro civil para dar con su paradero. Hoy, la anciana asegura que recuerda a su pequeña hija todos los días y se siente culpable por no haber hecho más para no dejar que se la arrebataran.

“Queremos cerrar ese ciclo en su vida, ella dice que la recuerda todos los días y que le da dolor. Uno sabe que a estas alturas no tiene ningún sentido buscar vinculación con esa persona o algo. Pero así sea saber que murió, o lo que sea, pero por las condiciones no sabemos cómo hacer para encontrarla”, mencionó Florelba, quien hasta hace pocos meses se enteró junto a sus hermanos que tenían una hermana extraviada.

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