Hace unos meses, a Frances Jones, de 79 años, le diagnosticaron cáncer de pulmón. Lógicamente, a esta jubilada de Oklahoma se le vino el mundo encima. No solo le temía a la quimioterapia, sino a los inminentes efectos secundarios que tendría que padecer sin la ayuda de su amado esposo, Leroy, quien murió de insuficiencia cardíaca en febrero de 2014.

Frances y Leroy se conocieron en una biblioteca hace casi seis décadas, y se enamoraron al instante. En su segunda cita se comprometieron, un poco más tarde se casaron y vivieron juntos y felices durante 56 años.

Cuando Leroy se fue para siempre, Frances tuvo grandes dificultades para continuar la vida sin su esposo. Su nieta de 22 años, Madeline, "Maddie", Smith, ha descrito detalladamente lo mal que lo pasó su abuela: "Mis abuelos hacían todo en pareja, nunca antes vi a dos seres que se amaran tanto, y creo que cuando mi abuelo murió, se llevó una gran parte de mi abuela con él. Después de su muerte, ya no era la misma, pero con el tiempo vi como se iba recuperando a sí misma poco a poco".

Dado que Frances y su nieta siempre han tenido una relación muy estrecha, Maddie vio de cerca el sufrimiento de su abuela en las primeras semanas del agresivo tratamiento contra el cáncer: "Ella deseaba que mi abuelo aún estuviera a su lado para acompañarla y tomarla en brazos después de la quimioterapia".

Maddie se quebró la cabeza durante algunos días tratando de buscar un regalo muy especial para su abuela; al final, se le ocurrió una idea absolutamente brillante: cosería a Frances una manta muy personal.
Sin embargo, para llevar a cabo su plan, necesitaba una prenda de vestir de su difunto abuelo. "Tuve que conseguir ropa de él sin que ella sospechara, así que fui al armario y le pregunté a mi abuela si me podía dar uno de sus suéteres favoritos, para ponérmelo cuando tuviera frío".
Maddie se llevó el suéter a casa y lo cosió sobre una manta nueva y aterciopelada, y la envolvió en un regalo con mucho cariño. Le entregó el paquete a su abuela en Navidad, y grabó su reacción al abrirlo en el siguiente vídeo (en inglés):
En las imágenes se puede ver a Frances completamente sorprendida, quien se entrega a sus emociones mientras desenvuelve el regalo de Maddie. Cuando descubre lo que está cosido en la manta, empieza a respirar más rápido, un poco aturdida, pero después se ríe alegremente y, por último, lanza un fuerte sollozo. Todo en cuestión de segundos.

La reacción de Frances conmovió tanto a los miembros de la familia que sus rostros se llenaron de lágrimas: "Sin quererlo nos regaló un momento muy especial a todos, y para ella fue el mejor obsequio que ha recibido en su vida".

Con esta original manta, Frances nunca más se sentirá sola en su lucha contra el cáncer; por el contrario, será (un poco) como estar en los brazos de su amado esposo y recordar sus 56 felices años juntos.
Comentarios