Una enfermedad como el Alzheimer es muy dura para quien la padece como también para todos los familiares y quienes rodean al enfermo porque es una dificultad que va consumiendo poco a poco al paciente, puedes ver cómo día tras día van olvidando todos sus recuerdos, progresivamente van perdiendo su esencia, lo que genera un gran choque emocional para todos.
Sebastián quiso compartir con el mundo entero a través de sus redes sociales su experiencia con esta enfermedad tan dolorosa a nivel emocional, ya que su madre Ingrid la padece.
“Es un golpe muy duro para toda la familia, sobre todo para mí, me duele ver que la persona que me crió y me enseñó tanto de la vida ahora no logre recordarme, puedo ver en sus ojos esa pequeña frustración por no poder entender que es lo que pasa a su alrededor y sobre todo sentir que esta completamente sola porque sencillamente no reconoce a nadie ”.
El día estaba perfecto como para salir a dar un paseo, por eso Sebastián se dispuso a buscar a su madre y sacarla un rato a caminar por el parque cercano a la casa.
Mientras transcurría la tarde él le preguntó a su madre si lograba recordarlo, fue allí cuando Ingrid un poco desconcertada lo miro fijamente y logró reconocerlo, al principio pensaba que era un amable y apuesto cuidador pero unos segundos después lo que vivió Sebastián lo describe como “los minutos más felices de mi vida, el mejor regalo que Dios me pudo dar” pues su madre a quien tanto ama pudo reconocerlo y decirle.
“Hijo mío, tenía tanto tiempo sin verte”.
Su madre lo abrazo fuertemente y no dejaba de sonreír. Sebastián no podía contener sus lágrimas de emoción ya que a pesar de saber que esa lucidez de su madre duraría muy pocos minutos su corazón y su alma seguirán conectadas para toda la vida.
Comparte esta publicación y déjanos tu comentario sobre si tienes o tuviste algún familiar que padeciera una enfermedad tan dolorosa cómo está, siendo objetivo, déjanos tu opinión si crees que las personas que llegan a vivir con esta dificultad pierden todos sus recuerdos definitivamente o si muy en el fondo de su corazón y alma aun quedan vestigios de aquella vida que progresivamente se va consumiendo en un profundo olvido.
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