Hace tan solo unos días os contábamos la sorprendente historia de una patita que acogió a una pequeña cría de zarigüeya que había quedado huérfana. Hoy la historia se repite, esta vez con unos protagonistas de lo más dispares entre sí. Y es que, los animales nos demuestran que pueden surgir inesperadas relaciones fraternales o de amistad, entre especies muy diferentes.
En el siguiente vídeo podemos ver la emotiva historia de Musya, una gatita que asumió el papel de madre de estos ocho pequeños erizos cuando su madre biológica murió trágicamente en un accidente de coche y quedaron huérfanos. Ante la desesperada necesidad de leche y amor materno, la gatita no tuvo impedimento en cuidar y amamantar a este numeroso grupo de erizos.
Y es que Musya no solo se preocupa de que no les falte alimento, sino también de cuidarlos durante toda la noche, aunque eso suponga restar horas de sueño propias. Además, cuando los pequeños la pinchan accidentalmente con sus púas, ella tan solo lanza un leve silbido para no asustarles y advertirles de ello.
A pesar de ser unos bebés traviesos, son tan adorables y la quieren tanto, que ella no podría estar ni un segundo enfadada con ellos. El amor y el afecto entre los animales nos demuestra que es uno de los más puros y verdaderos que podemos encontrar.
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