“Cuando un niño se siente seguro de sí mismo, deja entonces de buscar la aprobación de los adultos a cada paso.”
Como siempre ocurre en materia educativa, hay fieles defensores y agudos detractores de la pedagogía que enunció Maria Montessori en su momento. Muchos afirman que a día de hoy la enseñanza, tal y como está estructurada, no ve como viable la metodología que introdujo la célebre educadora italiana de finales del siglo XIX y principios del XX.
Para María Montessori, la escuela no es un espacio destinado únicamente a que un maestro o un profesor trasmita conocimientos de forma directiva, Montessori, defendía ante todo que el propio niño desarrollara sus capacidades de una forma más libre a partir de un material didáctico especializado.
La perspectiva pedagógica de Maria Montessori
Las aulas tenían alumnos de diferentes edades, ahí donde los propios niños eran libres de elegir el material a trabajar, y de ampliar sus habilidades de manera autónoma. Eran ellos quienes marcaban su velocidad de aprendizaje según sus particularidades, envueltos siempre en un contexto menos rígido, donde las pizarras dejaban de tener tanta importancia, y donde los niños tenían libertad de movimiento en el aula.
Este método pedagógico tuvo un impacto mundial, y renovó muchos de los cimientos educativos mantenidos hasta entonces, hasta el punto de “chocar” bastante con esos sectores más conservadores y clásicos de la enseñanza.
Al día de hoy, este método donde se enfatiza ante todo la libertad de aprendizaje y la responsabilidad del propio alumno en su proceso de adquisición de contenidos, no se aprecia lo suficiente porque no se tiene suficiente información.
El apoyo, la orientación y el cuidado de los padres es fundamental para educar niños felices, adultos autónomos y buenas personas el día de mañana.
Los mandamientos de María Montessori para los padres y madres
Aquí de dejamos 15 de esos principios que enunció en su momento María Montessori, y que seguro te serán de ayuda.
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Recuerda siempre que los niños aprenden de lo que les rodea. Sé su mejor modelo.
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Si criticas mucho a tu hijo, lo primero que aprenderá es a juzgar.
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En cambio, si lo elogias con regularidad, él aprenderá a valorar.
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¿Qué ocurre si le muestras hostilidad al niño? él aprenderá a pelear.
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Si se ridiculiza al niño de modo habitual, será una persona tímida.
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Ayuda a que tu hijo crezca sintiéndose seguro a cada instante, será entonces cuando aprenda a confiar en los demás.
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Si desprecias a tu hijo niño con frecuencia, se desarrollará un sentimiento muy negativo de culpa.
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Propicia que tu hijo vea que sus ideas y opiniones son siempre aceptadas, con ello conseguimos que se sientan bien ellos mismos.
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Si el niño vive en una atmósfera donde se siente cuidado, integrado, amado y necesario, aprenderá a encontrar amor en el mundo.
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No hables mal de tu niño/a, ni cuando está cerca, ni cuando no lo está.
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Concéntrate en que tu hijo está creciendo y desarrollándose de modo óptimo, valora siempre lo de lo bueno del niño de tal manera que no quede nunca lugar para lo malo.
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Escucha siempre a tu hijo y respóndele cuando él se acerque a ti con una pregunta o un comentario.
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Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Apóyalo. Lo corregirá ahora o quizá un poco más adelante.
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Debes estar dispuesto/a a ayudar a tu niño si busca algo, pero debes también estar dispuesto a permitir que encuentre las cosas por sí solo.
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Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo siempre de la mejor manera. Ofrécele lo mejor que hay en ti mismo/a.
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