Heidi Renae Todd, una asustada niña de 4 años de edad, estaba sentada en un automóvil que había sido conducido hasta las profundidades del bosque en Riverside, Alabama, cuando Rick Oliver, jefe de policía de esa comunidad, se acercó discretamente y la descubrió junto a alguien que parecía estar durmiendo. Inmediatamente se enfrentó al sorprendido hombre, quien rápidamente le permitió llevarse a la niña y salió huyendo, dejando tras de sí un desastre físico y mental.
Este calvario había comenzado 640 km al este, en Johns Island, S.C. El primer indicio de problemas, tuvo lugar cuando la madre de la niña no recogió a dos de sus hijas de la escuela. La escuela se alarmó y rápidamente se puso en contacto con la policía, que fue corriendo a su casa para ver qué sucedía. Por desgracia, la escena que les esperaba era preocupante. La madre había sido fuertemente golpeada, y la niña había sido secuestrada. Todo esto sucedió cuando su padre estaba entrenando fuera de la zona con la Guardia Costera.
Se llevaron a la madre al hospital para ser operada, y comenzó la búsqueda de la niña. Sin embargo, esta fue sin éxito, ya que el secuestrador había escapado rápidamente de la zona y se dirigía hacia el oeste. Pero un par de empleados de Norfolk Southern Railway pusieron fin a la búsqueda sin darse cuenta cuando vieron que había un auto estacionado cerca en una zona boscosa alejada de cualquier carretera, y decidieron contactar con la policía. Fue entonces cuando Oliver entró en escena y salvó a la chica, aunque en ese momento no tenía ni idea de quién era, según informa Al.com.
Una vez que la niña estuvo a salvo, se puso el foco en capturar al secuestrador y, por suerte, eso fue algo rápido. Sin embargo, hubo otro cruce de frontera estatal, ya que este finalmente fue detenido en Misisipi. Resultó que era un delincuente que había salido de la cárcel tan solo unas semanas antes.
Ya de vuelta en Johns Island y en toda la zona de Charleston, el alivio reinó cuando la niña regresó a casa. Mientras tanto, en Riverside, Oliver dijo que encontrarla fue el mejor momento de toda su carrera, tras décadas de hacer que se cumpla la ley. "El buen Dios me guió hasta ese lugar", le dijo a Al.com. Se desconoce si el criminal tenía alguna conexión con esta familia o si el crimen no era algo personal, sino que se trató de una pura casualidad; estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
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