En otros tiempos tenía más valor que el oro. Hoy es uno de los alimentos más controversiales: estamos hablando de la sal. Especialistas en alimentación remarcan frecuentemente lo dañina que es para el cuerpo. Y no se equivocan. A la larga, lo que importa son las cantidades.
El cuerpo necesita sodio y cloruro (los componentes de la sal) para el mantenimiento de los líquidos corporales del organismo. Son elementos vitales que cada célula necesita para sobrevivir. El sodio ayuda a regular los niveles de agua corporales y también es responsable de la transmisión de estímulos de los músculos y las células nerviosas. Por su parte, el cloruro es parte de los jugos gástricos.
Sin embargo, un excedente de sal representará una sobrecarga para el cuerpo. El problema justamente se encuentra en que muchas personas no son conscientes de que ingieren diariamente una dosis excesiva de sal, ya que muchas veces esta se encuentra escondida en casi todos los productos elaborados del supermercado. Incluso esos productos supuestamente saludables, como la sal del himalaya o la sal marina, dañan el cuerpo cuando se supera la dosis recomendada.
Las personas adultas no deberían superar la cantidad diaria máxima recomendada de 5 o 6 gramos de sal, que sería aproximadamente el tamaño de una cucharadita (¡esto incluyendo el contenido de sal de los productos elaborados!). Para los niños la cantidad es naturalmente menor. El máximo de sal permitida se basa en el peso de cada individuo.
Entonces, ¿cómo saber cuánta sal es demasiada? Tu cuerpo te dará las señales a través de estos síntomas:
Cada vez más ganas de comida rápida
Las pizzas congeladas, las hamburguesas, en fin, la comida rápida en general contiene mucha sal. De hecho, son justamente tan deliciosas para tantas personas porque la sal es lo que permite que los potenciadores de sabor liberen sus aromas. Sin embargo, con cantidades altas de sal estimulamos demasiado nuestras papilas gustativas, lo que a la larga significará que deberemos usar cada vez más sal para encontrarle sabor a nuestra comida. Es un verdadero círculo vicioso: cuanta más sal consumimos, más ganas tenemos de alimentos poco saludables como patatas fritas, pizza o incluso chocolates.
Para romper con este círculo, una solución es renunciar por una semana completamente (o al menos en gran medida) a la sal y las especias. Después de hacer eso, verás que todos esos alimentos que antes te parecían sabrosísimos, ahora te resultan demasiado salados. Entonces podrás reducir por tu cuenta las cantidades de sal o inclinarte por alguna alternativa más saludable.
Retención de líquidos
Como consecuencia de una ingesta desmedida de sal, se produce en nuestro cuerpo un exceso de sodio. El sodio se junta con el agua de tus células y produce un desequilibrio en las cantidades de líquido corporal. Este proceso se traduce en acumulación de líquidos en los pies, manos o incluso en el rostro. Muchas personas sienten también la barriga hinchada, como si tuvieran muchos gases. La solución: consumir más agua y reducir la ingesta de sal.
Dolores de cabeza
Cuando consumes demasiada sal, puede ocurrir que los vasos sanguíneos del cerebro se dilaten. Esto tiene como consecuencia dolores de cabeza. Si esto ocurre, no busques en seguida analgésicos. En este caso también ayuda mucho ingerir más agua y controlar y reducir (si es necesario) la ingesta diaria de sal.
Ganas de orinar
Si te das cuenta de que estás en uno de esos momentos en los que tienes que ir con mayor frecuencia de lo habitual al baño, eso será probablemente una señal de que has consumido demasiada sal. Cuando ingieres demasiada sal, tus riñones deben trabajar más para deshacerse de las cantidades innecesarias. En este proceso, es posible que tu orina se vea un poco más oscura de lo habitual. En este caso, lo recomendable es aumentar el consumo de agua para recobrar el balance.
Calambres musculares
También los calambres o espasmos musculares en los gemelos y otros músculos pueden ser una señal de que has ingerido demasiada sal. Cuando existe un exceso de sal en tu cuerpo, se modifica la proporción de sal y potasio, lo que produce calambres incluso después de realizar actividades deportivas.
Sed
Un incremento en la sed es otra de las señales que tu cuerpo puede estar dando para decirte que has consumido demasiada sal. Lo que ocurre es que altas cantidades de sodio sustraen los líquidos en tu cuerpo. La consecuencia: a la mañana después de que hayas comido tus patatas fritas mirando la última serie, te levantarás con una sed extrema. Pero incluso también puede suceder que te den dolores de barriga como consecuencia de una ingesta excesiva de sal. En esos días, lo aconsejable es consumir mucha agua y evitar los jugos de frutas azucarados.
Presión arterial alta
Un consumo de sal elevado también puede causar, incluso en personas saludables, un incremento de la presión arterial. Si esto se mantiene por demasiado tiempo, las consecuencias pueden incluso significar daños en el vaso, el corazón o en los riñones. Las personas que tienen una presión arterial alta saben que es mejor evitar un consumo desmedido de sal.
Para reducir las cantidades de sal que consumes, te aconsejamos que mires siempre la etiqueta con los ingredientes de los productos elaborados como quesos o embutidos. Una pizca de sal es saludable, importante también para el sabor, y puede incluso ayudarte a mejorar el metabolismo. Procura entonces regular tu consumo de sal: así desaparecerán los síntomas y te sentirás en forma y saludable.
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