En esta ocasión os contamos una historia muy tierna y que demuestra que las casualidades existen, y es que dos tortugas españolas, nacidas concretamente en Ibiza, se han vuelto a reencontrar después de siete meses habiendo partido cada una de ellas con un rumbo diferente, una situación muy particular sobre todo porque ambas han tenido que ser rescatadas debido a que se encontraban en serios problemas.
Marina y Xeresa, las dos tortugas españolas protagonistas de esta historia
Marina y Xeresa son los nombres de las dos tortugas españolas hermanas que nacieron en Ibiza con un peso de 15 g cada una de ellas.
Durante su estancia, fueron creciendo hasta que alcanzaron la madurez suficiente según sus criadores, así que en octubre del año 2020 las depositaron en el mar y cada una de ellas decidió tomar un rumbo distinto.
El nacimiento de estas dos tortugas entraba dentro de un proceso de conservación de la especie en nuestras aguas, debido a lo cual, llevaban implantados sendos chips de identificación y localización por satélite.
Gracias a ello, en todo momento se ha podido seguir el rumbo de las hermanas tortuga, que poco a poco iban aumentando la distancia entre ellas sin saber que, siete meses después y debido a dos hechos fortuitos, acabarían encontrándose de nuevo.
Los sucesos que dan lugar a su reencuentro
En el caso de Marina, fue rescatada por una embarcación de pesca de Valencia.
Presentaba neumonía por aspiración, de manera que fue remitida rápidamente al Área de Recuperación y Conservación de Animales del Mar de la Fundación Oceanográfic.
En el caso de Xeresa, fue localizada el día 2 de abril en las costas de Denia, donde se encontraba varada.
Los que controlan al animal avisaron a la Policía Local que se encargó de realizar los trámites que le permitirían ser trasladada al mismo lugar en el que ya se encontraba su hermana.
Sin duda ha sido una casualidad sorprendente y que ha llamado la atención del equipo encargado de ellas.
Cabe destacar que este programa está dando muy buenos resultados, ya que ha conseguido demostrar que estos ejemplares tienen la capacidad de vivir en mar abierto y adaptarse a lo que se considera como un ecosistema hostil, con riesgos para su vida.
Además, los seguimientos permiten conocer mejor sus características, comportamiento y cualidades, además de que son eficientes a la hora de detectar cualquier tipo de anomalía en la salud o en la situación de alguno de estos ejemplares tal y como hemos podido observar.
Es por ello que el procedimiento sigue adelante, y se considera que en los próximos años va a conseguir no sólo obtener información muy relevante e interesante en relación con la vida y el desarrollo de las tortugas, sino que además también es necesario para conseguir recuperar a una especie que, de dejarla a su suerte, corre un serio riesgo de extinguirse en poco tiempo.
Sin duda alguna se trata de una fantástica casualidad que, además, ha supuesto una gran alegría para los cuidadores de estos animales que de nuevo han vuelto a reunirse con ellos.
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