Se les llama animales de compañía pero deberían llamarse animales de alegría. Con solo su presencia ya hacen cosas maravillosas y generan felicidad. Hasta llegan a conseguir que dejemos de llorar. Paran un berrinche como por arte de magia.
Mascotas que cuidan la casa, que merodean por ella dandole vida, que generan divertidas situaciones o que mitigan el aburrimiento durante las tardes de invierno. Quienes tienen animales en casa lo saben bien, los beneficios que aportan son siempre notables.
Desde el momento en que llegan a casa, ya forman parte de nuestra familia y eso incluye ser como uno más. Con todo lo que ello conlleva.
Perros y gatos tienen otro don especial más: cuidan y protegen, y suelen ser muy buenos con los niños. Tienen una conexión especial y enseguida se entienden. Tanto es así, que hacen funciones parecidas a las de niñera.
El gato de esta historia es el único que consigue calmar al más pequeño de la casa.
El bebé no encuentra consuelo y solo llora, pero entonces su salvador llega a su encuentro para parar el disgusto que tiene. No sabemos cómo lo logra, pero al subirse a la cama con el niño todo cambia.
Como si fuese una experimentada niñera, el gatito sabe perfectamente lo hay que hacer. Y el bebé se lo agradece.
Mira en el vídeo los gestos que le hace el pequeño a su animal. Qué tranquilidad contar con una ayuda así en casa.
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